Casi dos decenas de cárceles han cerrado por la escasez de prisioneros
Algunos críticos han asegurado que esta situación representa un grave problema
En la mayoría de los países la sobrepoblación en las prisiones es una problemática; sin embargo, Holanda enfrenta la situación opuesta: poca gente a la cual encerrar.
En los últimos años, 19 cárceles han cerrado y el próximo año otras más lo harán. Hace apenas una década, Holanda tenía una de las tasas de encarcelamiento más altas de Europa; ahora, una de las más bajas: 57 personas por cada 100 mil habitantes. Esto para algunos críticos representa una problemática social.
¿Cómo lograron que bajaran los índices de encarcelamiento?
“En el servicio en Holanda nos fijamos en el individuo”, explicó Jan Roelof Van der Spoel, vicegobernador de Norgerhaven, una prisión de alta seguridad en el noreste de Holanda.
“Si alguien tiene un problema de drogas, tratamos su adicción; si son agresivos proporcionamos terapia para controlar la ira; si tienen problemas de dinero, les damos asesoramiento para manejar la deuda”, detalló Van der Spoel .
“Tratamos de eliminar lo que los llevó a delinquir. El recluso o la reclusa debe estar dispuesto a cambiar, pero nuestro método ha sido muy eficaz. En los últimos 10 años, nuestro trabajo ha mejorado más y más”, aseguró.
La autoridad de la prisión dijo que algunos delincuentes reincidentes son condenados, con el paso del tiempo, a penas de dos años y programas de rehabilitación. Después de eso, menos del 10% vuelven a la prisión, afirmó.
Norgerhaven, así como Esserheem (otra prisión similar en el mismo pueblo, Veenhuizen) tiene una gran cantidad de espacio disponible.
Ambas cárceles cuentan con patios del tamaño de cuatro canchas de fútbol, tienen árboles de roble, mesas de picnic y redes para jugar voleibol.
Van der Spoel dice que el aire fresco ayuda a los niveles de estrés en los reclusos y el personal. A los internos se les permite caminar sin compañía a la biblioteca, a la clínica o al comedor, lo que los ayuda en su proceso de adaptación a la vida normal después de su condena.
De igual manera, pueden cocinar, actividad que les sirve como terapia, aseguran los funcionarios de las prisiones.
Además, los jueces holandeses inentan usar alternativas a la prisión: períodos de servicio a la comunidad, multas o el marcado electrónico de los que violan la ley.
¿Por qué algunos piensan que esto representa un grave problema?
Críticos, como Madeleine Van Toorenburg (ex directora de una cárcel y ahora portavoz de justicia criminal del partido de oposición Llamada Demócrata Cristiana), han alegado que la escasez de los presos se debe a las bajas tasas de detención.
“La policía está abrumada y no puede manejar su carga de trabajo”, afirmó la funcionaria. “¿Y cuál es la respuesta del gobierno? Cerrar las prisiones. Para nosotros, eso es sorprendente”, criticó.
Las personas que trabajan con Angeline van Dijk no están felices con la falta de gente para encerrar.
Frans Carbo, representante de los funcionarios de prisiones de la unión FNV, aseguró que sus integrantes están “enojados y un poco deprimidos”. Los jóvenes ya no quieren trabajar en el servicio de prisiones, detalló “porque no hay futuro, nunca se sabe cuando van a cerrar tu prisión”.
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