Los lugares te van encontrando. Erika es pedagoga, en Ando Imaginando dirige su proyecto de foto y teatro con el objetivo de investigar acerca de los estereotipos de género. Ahora trabaja ese proyecto en el Cerro del Judío. En la heterotopía surgida de Amoxcalli. Esto es algo que permite el hacer cosas más allá de los espacios formales.
El tiempo de esta heterotopía es siempre un tiempo de realización. Esto en un sentido señalado, pues Amoxcalli era el espacio para realizar los sueños. “Necesitábamos la A. C. para tener una forma jurídica”, refiere Rodrigo; “pero en realidad es una plataforma donde, si hay una propuesta, podemos hacer algo, investigar cómo hacerle para realizarla.” De tal modo que la A. C. se convierte en un órgano fundamentalmente operativo, de implementación, diseño y aplicación de proyectos que cada encargado puede realizar en un marco jurídico que lo avala y cobija socialmente.
Mirar al corazón. Rodrigo es, sin duda, un referente del proyecto y de la A. C. Sin embargo, lejos de resumir toda la historia en su propia persona, su relato destaca por la inserción de todos los integrantes como participantes activos que alimentan y transforman lo que fuera, en el comienzo, una iniciativa suya. Él, dice sin más, cuida la biblioteca. En los lejanos orígenes, como todos los mitos señalan, la A. C. empezó sólo como la Casa de Lectura Amoxcalli: la “casa de libros”, como reza la traducción del náhuatl. Esa sería la semilla de Ando Imaginando. Pregunto por el sentido que le dan a este nombre: “Ando Imaginando se llama así porque esta realidad no nos gusta y queremos cambiarlo. Estábamos cansados de quejarnos, si no hay (soluciones) lo vamos a inventar, lo vamos a hacer. La A. C. es para hacer lo que siempre habías querido. Esta libertad nos lleva a rascarnos con nuestras propias manos. No estamos limitados.”
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