La tragedia ambiental ocurrida en Sonora, tras el derrame de miles de litros de ácido sulfúrico en dos ríos de la región, se mantiene como un hecho impune. Los meses han pasado y la indignación que generó el hecho, así como la actuación de las autoridades, lentamente se ha diluido por la aparición de nuevos temas en la agenda nacional.
Pero las víctimas siguen, personas inocentes que se quedaron sin sus pueblos o comunidades a causa de las negligencias de la empresa minera Grupo México, así como del gobierno que la solapó.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
POR: Leonardo Schwebel
@LeoSchwebel
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