Por Andrei
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ya tiene preparada su primera tonelada de café para apoyar a migrantes.
En fechas pasadas, luego de que Trump rectificara su intención de construir el muro fronterizo entre México y Estados Unidos, anunciaban su campaña mundial “Frente a los muros del Capital: la resistencia, la rebeldía, la solidaridad y el apoyo de abajo y a la izquierda”, con el fin de apoyar a los perseguidos, deportados y víctimas de políticas xenofóbicas en el mundo.
Esta semana, su primera aportación quedó lista: adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona recibirán un poco de esta semilla para sembrar la suya.
“Este café zapatista sabe más sabroso si se toma luchando (…) Esperamos que con este primer apoyo puedan iniciar o continuar su trabajo de apoyo a tod@s l@s perseguid@s y discriminad@s del mundo”, indican en un comunicado.
La idea, exponen los zapatistas, es que a través de su venta, grupos organizados realicen actividades para apoyar a migrantes, como eventos artísticos, culturales, ayudarlos a volver a sus hogares, apoyando albergues, dando apoyos legales, con movilizaciones…
Por supuesto que una tonelada de café no detendrá la ofensiva de las políticas antiinmigrantes impulsadas por Donald Trump…
Y por supuesto que necesitamos más que café.
Pero, preferible enviar café a los migrantes, que enviarlos a casa, como hizo el vecino del norte con los más de 7 mil 300 mexicanos que repatrió en lo que va del año.
O como hace nuestro País, que aumentó en un 26.14 por ciento sus deportaciones de centroamericanos: más de 100 mil seres humanos de vuelta a Guatemala, Honduras y El Salvador, a vivir otra vez en crisis.
Es mejor una tonelada de café que una de las estériles (serviles, más bien) visitas del aprendiz Luis Videgaray a Estados Unidos.
Tal vez, como hicieron los zapatistas, nosotros (sí, tú) debamos pensar en cómo, desde nuestra trinchera, podemos aportar un granito de café por los perseguidos por su color, su lengua, su raza.
Una tacita de café
Con una mano, el Gobierno de México toma el micrófono para exponer su preocupación a lo que parece el inminente aumento de deportaciones de paisanos.
Con la otra, propina certeros golpes contra los migrantes centroamericanos, manteniendo una política dura, violenta contra quienes quieren salir de sus infiernos en busca de un futuro mejor.
Mientras que Estados Unidos redujo su número de deportaciones de paisanos a nuestro territorio, de 469 mil 268 personas en 2010 a 204,817 en 2016) México pasó de deportar 62,788 centroamericanos en el 2010 a 117,990 en el 2016.
¿No gustan una tacita de café?
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