Las elecciones están a la vuelta de la esquina y por suerte, las campañas políticas agonizan de distintas maneras.
Algunas de estas campañas están enfocadas totalmente en guerra sucia hacia los contrincantes, otras se aferran a encontrar alguna idea de mal gusto que sea la sensación en internet aunque esta denigre por completo a la política y otros pocos comienzan a tocar tierra firme de cara al 7 de junio.
Durante estos meses hemos visto desfilar a mucho de lo peor de la clase política, del periodismo y de la sociedad misma. La campaña de resignación lanzada y fomentada desde muchos frentes ha sido la corriente contra la que el país está tratando de navegar aunque más parece que ya naufragamos en la confusión y la apatía.
Lo más probable es que el abstencionismo y el PRI resulten ser los ganadores en los comicios aunque nada está escrito todavía y los partidos hay que salir a jugarlos.
En algunos lugares de la República, si hay opciones para levantarse e ir a votar por algún candidato, pero seamos conscientes que México no va cambiar por una persona sino por la voluntad de su pueblo para cambiar.
Es posible que el candidato(a) por el cual decidiste votar, con el tiempo te decepcione o quizás no. La ascendencia que han tenido los temas políticos en la vida pública del país a partir de las redes sociales se han convertido en una herramienta para organizarnos, golpear figuras “respetables”, diagnosticar los problemas del país y combatir el poder, pero seguimos sin generar recetas de cambio.
En días pasados, Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del Instituto Nacional de Electores (INE) fue el protagonista de un audioescándalo en el que él mismo relata con matices burlescos, una reunión que tuvo con indígenas y padres de los Normalistas el pasado mes de abril.
El hecho es injustificable por donde se le vea pero de nueva cuenta pone en jaque al sentido del humor en México, el derecho a la burla y la libre expresión.
Los políticos son el espejo negro en el que nadie se quiere ver reflejado y en este caso, se reprocha una situación que si no tuviera a un protagonista político, pasaría desapercibida y sin golpes de pecho, que dicho sea de paso, esa “filtración desconocida” más parece promocionar el abstencionismo electoral.
Ojalá que esa indignación mostrada ante la burla hecha por un político o no-político hacia la gente indígena se refleje en el comportamiento ciudadano del dia a dia, México es racista y no lo acepta.
“¿Estamos dispuestos a tolerar en nuestros amigos aquellas cosas que consideramos inaceptables en los políticos?”. – @Le_Dudette
Por: Manuel Tenedor
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