Una de las principales atracciones de Nueva Zelanda son dos glaciares impactantes e inusuales, que se ubican a lo largo de una montaña y a los que cientos de turistas y aventureros llegan a pie.
Se trata de los glaciares Fox y Franz Josef, pero actualmente se están derritiendo de manera tan acelerada que resulta peligroso para los turistas acercarse a ellos, lo que ha puesto fin a una tradición centenaria.
Dado que las temperaturas mundiales siguen subiendo y no hay indicios de que eso vaya a cambiar, los científicos dicen que este es otro ejemplo de cómo el calentamiento global está afectando el medio ambiente.
Nueva Zelanda tiene una industria turística floreciente y el año pasado casi un millón de personas vieron los glaciares y los valles espectaculares que han generado, pero la única forma de llegar a ellos ahora es mediante helicópteros.
Los operadores de tours ofrecen vuelos y caminatas guiadas por los glaciares, pero por razones logísticas se permiten sólo 80 mil visitantes al año, la mitad de lo que alguna vez admitieron.
Pero los vuelos conllevan sus riesgos. En noviembre un helicóptero turístico se estrelló en el Glaciar Fox y las siete personas a bordo murieron.
Fuente: El Universo
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