Los rumores de que las calles de la Ciudad de México serían tomadas generó caos y cierre de negocios
No podía haber mejor momento para probar los efectos del rumor que estos días, asegura el periodista Jacinto Rodríguez Munguía
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Emeequis por el periodista Jacinto Rodríguez Munguía, los rumores son el mejor medio para difundir un hecho falso, como el “ocurrido” ayer en la Ciudad de México, en el que se aseguraba que un grupo de manifestantes causaría destrozos en locales comerciales del Centro Histórico.
Según el periodista, lo que la gente fue comunicando de boca en boca fue que en los cuarteles militares se estaba preparando un golpe de Estado, que el saqueo y la violencia se han desatado, que el primo de un amigo atestigüó cómo la policía vestida de civil disparaba, que hombres encapuchados de negro viajan en motocicletas y asaltan tiendas, que la hermana de una conocida vio cómo…
“El manual del perfecto rumor se puso en marcha y funcionó. Tal como lo saben desde hace años los aparatos de inteligencia en México, no podía haber mejor momento para probar los efectos del rumor que estos días”, comenta Rodríguez, asegurando que esto funcionó a la perfección, y generando “miedo, paranoia, angustia, incertidumbre y más miedo: No salgan a la calle. No expongas a tu familia. Cuida tu hogar. Ya viene la Revolución… En pocas palabras, vandalizar -criminalizar-desarticular-apagar cualquier protesta social. Romper, a través del miedo, la reacción popular frente a la crisis social y política que se ha desbordado a raíz del aumento a la gasolina y la consecuente alza de precios”.
Además, el periodista hace una comparación con un hecho similar ocurrido durante el gobierno del presidente Luis Echeverría, donde también se aseguraba que sucedería un golpe de Estado contra el mandatario, lo cual se fue propagando por tiendas, peluquerías, tortillerías, etc., aunque esto, claro, nunca ocurrió.
En la publicación, se da a conocer un “manual” para que los rumores no pierdan fuerza y continúen generando caos y confusión, “en virtud de los intereses que intervienen en su transmisión. La influencia de estos intereses exige que el rumor sirva como elemento de racionalización; es decir, que explique, justifique y le atribuya significado, aunque carezca de veracidad. En México la falta de información propicia la ambigüedad, la confusión y el rumor”.
Aseguran que cada uno de los rumores tiene su público, ya que los financieros corren principalmente entre las personas que pueden ver afectadas sus fortunas, los de corte político “circulan entre la clase política actuante y la que está en espera de actuar. El rumor más efectivo, obviamente, es el que llega de manera casi simultánea a todos los estratos de la sociedad.
Rodríguez Munguía opina que el rumor es empleado de manera coyuntural en nuestro país, el cual está severamente ligado con los índices de credibilidad del gobierno entre la ciudadanía, ya que “representa un desgaste para el sistema y está ligado a los niveles de politización e información de la ciudadanía”.
Este tipo de “información” es alentada por la desinformación ciudadana, ya que ante la falta de datos que puedan contrarrestar lo que se señala en las calles y redes sociales, las noticias falsas son pasadas como verdadera.
“De ahí que la anécdota, el chisme y el rumor constituyan fuentes importantes de la información —en particular de la información política— de que dispone el mexicano. La consecuencia es natural: existe una predisposición de la sociedad a aceptar y transmitir el rumor”, lo anterior se vuelve mayor en “un ambiente de intranquilidad social, de información contradictoria o cuando la credibilidad de los agentes informativos se ha deteriorado de modo notable”, comentó en su publicación.
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