La mañana del 22 de abril de 1992 fue diferente a todas las demás y sus secuelas perduran en Guadalajara.
Ya pasaron 23 años de la fecha que fue el parteaguas en la historia de Jalisco. Familias destruidas, miles de damnificados, lesionados que aún sufren los daños de aquella fatídica mañana de miércoles de Pascua. El desastre quedó impune: no hay detenidos ni personas responsabilizadas por el siniestro; aún más grave, muchos de los funcionarios responsables de negligencia, retornaron al poder cuando el PRI ganó Jalisco en las elecciones de 2012. Los tapatíos simplemente olvidaron el daño hecho.
Aquella mañana y en menos de cinco minutos, más de trece kilómetros de calles desaparecieron por una serie de explosiones en el colector de aguas negras que corría por el subsuelo del sector Reforma.
Cifras oficiales hablan de 210 muertos y más de mil 500 heridos. Entre los sobrevivientes, las huellas aún son visibles, tanto físicas como psicológicas y odos tienen una historia que contar.
La impunidad es el sello de la tragedia. Entre los implicados del desastre se encontraba Enrique Dau Flores, entonces alcalde de Guadalajara, quien a pesar de ser detenido y procesado, lo liberaron por falta de elementos. No sólo eso, durante las administraciones panstas fue privilegiado con importantes cargos públicos como la Comisión Estatal del Agua. Con el regreso del PRI, ahora es la mano derecha del gobernador Aristóteles Sandoval.
¿Y qué decir de Guillermo Cosío Vidaurri? El ex gobernador jamás fue molestado o sancionado a pesar de diversas negligencias que le imputaron, como meter maquinaria pesada a la zona del desastre cuando apenas estaban buscando los cadáveres.
Así como estos dos funcionarios, hay decenas que nunca, simplemente nunca, fueron sancionados. Lo curioso es que el PRI que gobierna Jalisco es el mismo que en 1992 no supo que hacer con la emergencia.
La Guadalajara de 1992
A principios de 1992, Guadalajara atravesaba por importantes cambios: la ciudad no solamente cumplía 450 años, si no que además estrenaba la línea 2 del Tren Ligero.
Entre la ciudadanía se formaba la ilusión que La Perla de Occidente se convertía en una ciudad cosmopolita y se reafirmaba como la segunda en importancia del país, un ejemplo de ello fue que la Primera Cumbre de Mandatarios de América Latina ocurrió apenas unos meses antes y la sede fue el Hospicio Cabañas.
Aquel año también hubo elecciones locales. A principios de febrero, comenzó la turbulencia política después de la victoria del PRI en 122 municipios, incluyendo la alcaldía de Guadalajara. Terminaba la administración de Gabriel Covarrubias Ibarra y tomaba el cargo Enrique Dau Flores.
La llegada al poder no sería fácil: hasta marzo hubo manifestaciones de partidos políticos de oposición que declaraban ilegítimo el triunfo del tricolor. Sin embargo, la crisis política del PRI apenas comenzaba, las nubes de tormenta comenzaban a formarse.
Cronología antes de las explosiones:
En Guadalajara, las advertencias de una tragedia se asomaban desde muchos años antes:
25 de marzo de 1985:
- Primera explosión del drenaje en calles de Guadalajara. Volaron 800 metros de la calle Sierra Morena, cerca de la Fuente Olímpica por acumulación de gases en el subsuelo.
Octubre de 1991:
- Reportan estallido de tapaderas del drenaje en la colonia Valle del Alamo. Acumulación de gases en el subsuelo.
Lunes 17 de enero de 1992
- 3:00 horas: Vecinos de la colonia Valle del Alamo reportaron fuertes olores a gasolina provenientes del subsuelo de las calles Góndola, Rieles y Túnel. La fuga se originó de la gasolinera Tarahumara ubicada en Góndola y Lázaro Cárdenas. Era una advertencia que no se daba un buen manejo al combustible en Guadalajara.
20 de abril de 1992
- 7:00 horas. Vecinos de las calles 20 de Noviembre, Gante y Francisco Silva Romero se quejan de un fuerte olor a gasolina proveniente del drenaje. Refieren que el olor a combustible apareció 10 días atrás, pero se intensificó durante la madrugada. Sobre la calle Sierra Morena, en la colonia Monumental, vecinos también se quejan de olores a combustible.
- 21:00 horas: Botan las tapas de alcantarillas y testigos refieren que columnas de gases emanan de ellas. En la colonia Quinta Velarde, gran cantidad de cucarachas y ratas son vistas saliendo del drenaje, era tal que algunas tapizaban el pavimento.
- 23:00 horas: Se informó que la crisis en el sector Reforma fue controlada, sin embargo, una hora después, reapareció el olor a gasolina.
21 de abril de 1992
- 3:00 horas: Bomberos, personal del ayuntamiento y gobierno del Estado instalaron vigilancia permanente en las calles de Reforma.
- 9:30 horas: El mayor Trinidad López Rivas, en aquel entonces Director del Cuerpo de Bomberos de Guadalajara, se traslada al cruce de las calles de Gante y 20 de Noviembre con doce elementos de tropa, donde ya trabaja personal de PEMEX y Siapa. Se informó por primera ocasión que la situación era delicada, millones de litros de combustible se estaba fugando y se dispersaron a través del colector que atraviesa el sector Reforma.
- 10:30 horas: El gobierno municipal y estatal exigieron que no se entrará en una situación de pánico y que una evacuación era innecesaria.
- 16:30 horas: Como las autoridades desconocían el origen de la fuga, durante cuatro horas, trabajadores de Siapa y PEMEX vaciaron el agua de cuatro pipas en el drenaje para limpiarlo; mientras tomaban las primeras muestras para analizar la sustancia en los drenajes y que estaba combinada con el agua.
- 20:30 horas: Al finalizar la descarga las autoridades se retiraron, solamente permanecen en la calle de Gante cuatro bomberos y dos policías vigilando las alcantarillas destapadas.
- 21:30 horas: El olor no desaparece, por el contrario se intensifica; la situación comienza a tornarse más delicada y se informa de ello al alcalde Enrique Dau Flores.
- 23:30 horas. Dos horas después de la descarga de agua, mientras la crisis continuaba en el sector Reforma, sobre la avenida Lázaro Cárdenas, cerca de la planta de La Nogalera, se reportó una nueva fuga. La controlaron arrojando más agua al drenaje.
22 de abril de 1992
- 3:30 horas: Una tapadera de alcantarilla se botó sobre la calle de Río Bravo, hecho que causa alarma y motivó que al menos una oncena de bomberos se trasladaran al sitio. A menos de un kilómetro otro grupo de tragahumos vigilaba en el cruce de Gante y 20 de Noviembre.
- 7:30 horas: El mayor Trinidad López Rivas concede una entrevista a Jorge Aguila y Rosa María Ibarra, declara que aún no tienen los resultados de los estudios en PEMEX, pero en caso de que hubiera riesgo, procederían a la evacuación inmediata de la zona; por el momento “no había necesidad de ello”.
- 8:00 horas: El olor era insoportable en las casas y el nerviosismo entre vecinos aumentaba. Algunos, incluso, se fueron a refugiar a viviendas de sus familiares en otra zona de la ciudad.
- 8:30 horas: Se confirman resultados que habían sido divulgados por un medio local en la mañana. Datos de PEMEX informaban que había 100 por ciento de explosividad; inexplicablemente había 200 mil litros de hidrocarburos en el drenaje. Sin embargo, la versión oficial no hablaba de gasolina, sino la acumulación masiva de gas hexano producida por la combinación de agua y otros químicos que iban a determinar. El derrame se expandió por el colector e iba desde la Calzada Independencia hasta la planta de La Nogalera, por la ruptura del oleoducto que llegaba desde la ciudad de Salamanca. En cualquier momento podía estallar el drenaje.
- 9:30: Los medios trataban de calmar a la población y repetían los datos que divulagaban las autoridades. Trinidad López Rivas se retira de la calle Gante y deja seis bomberos destapado colaredas. La tragedia en Guadalajara estaba a punto de consumarse.
El día de la explosión
Aunque eran vacaciones y a pesar del hedor a gasolina, muchos negocios estaban abiertos. Las calles cercanas a Gante y 20 de Noviembre habían sido cerradas a la circulación y algunos niños aprovecharon para salir a jugar. Las señoras hacían su mandado aunque no dejaban de preocuparse porque grifos de baños y cocinas derramaban gasolina pura.
09:40:
Personal del Cuerpo de Bomberos de Guadalajara mantenía la vigilancia y seguían destapando tapaderas para ventilar el drenaje e impedir la acumulación de gases.
10:00:
Una partida de bomberos se retira para realizar otras actividades de monitoreo y tres de ellos permanecen en la zona de Gante, supervisando junto con policías.
10:09: La tragedia.
Inicia la explosión en la calle de Gante y 20 de Noviembre, siguiendo el trazo del colector. Hacia el oeste por 20 de de Noviembre hasta Aldama y Calzada Independencia. Hacia el este llegó por la colonia Quinta Velarde y después de serpentear por la colonia Atlas, llegó a La Nogalera. A tres calles paralelas de Gante, la calle Violeta, también estalló.
En menos de tres minutoss la onda expansiva recorrió 13 kilómetros de calle, destruyendo todo a su paso. Testigos relatan un estruendo brutal, con un impresionante eco. Otros menciona que hubo llamaradas. Fincas colapsaban, vehículos volaban y caían en azoteas, la gente era lanzada al aire y después quedaban sepultados. El estallido atravesó avenidas importantes como la Olímpica, González Gallo hasta llegar a R. Michel
10:12:
Mientras que algunas personas corrían para protegerse, pues temían otra explosión, muchos vencieron sus miedos y se acercaron para ayudar a las personas que salían de los escombros. Arriban los primeros cuerpos de emergencia, paramédicos de la Cruz Roja Guadalajara.
10:15:
La segunda de 13 explosiones que habría ese día se registró en Aldama y 20 de Noviembre. Según reportes, la última ocurrió a las 16:20 horas. Habría otros 30 estallidos menores en las siguientes 72 horas.
11:00:
Se reportaban otros estallidos en puntos diferentes de la ciudad, uno en la calle de Jarauta, otro más cerca de Lázaro Cárdenas, pero resultaron tapaderas botadas por la presión de gases que continuaban liberándose.
11:30:
Iniciaba el desalojo en colonias y barrios como Mexicaltzingo, Valle del Alamo, Nogalera, Zona Industrial, Ferrocarril y Morelos. El temor reinaba en la metrópoli.
12:00:
Responsabilizan a la aceitera La Central, por derramar combustible en el subsuelo, PEMEX, en tanto, negó que su planta en La Nogalera tuviera algún tipo de culpa en lo sucedido.
12:15:
En los cruceros de las principales avenidas, las brigadas comenzaron a pedir el apoyo para los damnificados, quienes fueron alojados en albergues provisionales habilitados en gimnasios, templos, auditorios y escuelas. El Ejército aplicó el Plan DN III.
13:00:
Cientos trabajaban para rescatar a las víctimas, pero las manos eran insuficientes. La amenaza constante de nuevas explosiones impedían que los trabajos fluyeran con normalidad. Acondicionan el domo del CODE como morgue.
14:00:
Guillermo Cosío Vidaurrí, gobernador de Jalisco, visitó la zona siniestrada, allí dijo que prestaría ayuda a los afectados, pero culpa a los habitantes del rumbo de haber sido ellos quienes provocaron la tragedia. Cita una frase que lo perseguiría el resto de su carrera: “hicieron lo humanamente posible, seguramente los habitantes de esta zona fueron advertidos, y así como a los niños se les dice no te subas a la barda, y desobedecen…”.
15:00:
Hospitales del IMSS, ISSSTE y Sector Salud, no se dan abasto para atender a las miles de víctimas que llegan por ayuda.
15:30:
Autorizan la entrada de maquinaria pesada a remover escombros, a pesar de que los rescatistas se opusieron, pues aún había personas sepultadas.
16:00:
Llegó a Guadalajara el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. Después de pedir una evaluación de los daños, una de sus primeras declaraciones fue que se efectuaría una profunda investigación para encontrar a los culpables y exigía a la PGR que en menos de 72 horas se tuviera un balance completo de lo que aconteció.
19:00:
El Presidente acompañado de varios miembros de su gabinete inician el recorrido de la zona siniestrada.
22:00:
Visitó al Hospital Civil para ver a los heridos, a quienes les promete justicia y pronta ayuda.
23:00:
Mientras el rescate continuaba en la zona del Sector Reforma, para la medianoche se hablaba de 150 muertos y más de 400 heridos. Nadie se movía del lugar y los cuerpos asistenciales junto con los voluntarios permanecían en pie de lucha buscando cuerpos.
Testimonios de la tragedia
“Se escuchó la explosión, un sonido que no sé cómo describirlo… fue como el apocalípsis en un minuto… la casa se partió en dos, ese día lo perdimos todo”
“Estaba acostado en mi cama, en ese momento se vino sobre mí el techo. Mi madre murió; yo era hijo único y tenía 11 años de edad…”
Humberto Romano, apoyado por el gobierno de España después de perder a su madre
“Al momento de la explosión, el camión de la ruta 333 pasaba por Gante; ahí perdí el conocimiento, cuando desperté tenía la pierna destrozada y tenía abierto el cráneo”.
Lilia Ruiz, quien salió proyectada fuera de un autobús, perdió su pierna
“Iba a visitar a mi mamá y me agarró la explosión en Gante. Vi polvo y el pavimento que se desprendía; quedé sepultada… llevaba a mi niña; ella acabó golpeada”
Micaela Morales, sufrió lesiones graves en la espalda de las que nunca se recuperó
“Todo donde minutos antes entrevisté: las casas donde olía a gasolina, las señoras, la tienda, los niños, los bomberos… ya no existían, tenía apenas media hora que me había ido…. cuando regresé sólo estaba la zanja”
José Luis Jiménez Castro, reportero de Notisistema
“Era realmente conmovedor recibir gente que se nos acercaba suplicando que buscásemos y encontrásemos a sus parientes: ‘…por favor rescaten a mis hijos. Los mandé temprano a la tienda y no regresaron’ nos decían. La tienda estaba precisamente ahí, donde estabamos parados; en el lugar ya no había nada”
Óscar Torre, rescatista
“Cuando llegamos, estaba una pipa volcada sobre la Calzada; entramos a la calle dañada y hubo otra explosión. Se vio puro polvo y los vehículos en el viento”
Jorge Zamora, periodista
Historia incierta
Con el paso de los años se han malinterpretado algunos datos y se debe en gran medida a la poca documentación en torno a la tragedia. Por ejemplo, algunos medios de comunicación y crónicas detallan que los daños a la ciudad ocurrieron de forma pausada, es decir, cada explosión destruía diferente zonas de la metrópoli.
Reportes periodísticos de la época, testimonios y documentos oficiales señalan lo contrario: en realidad, la primera explosión devastó la mayor parte de los 13 kilómetros y los estallidos consecuentes ocurrieron por el combustible y gases que aún estaban atrapados.
La mayoría de dichas explosiones ocurrieron en zonas ya siniestradas por el hecho inicial de las 10:09 horas.
Es por ello que, mientras se realizaban labores de rescate, los voluntarios trabajaban bajo presión, pues existía el riesgo que ocurriera una detonación donde ellos laboraban.
Incluso las cronologías varían y aunque se confirma que hubo explosiones posteriores, no existen bitácoras fidedignas de la hora y lugar de cada uno de estos hechos; por ejemplo, la cronología presentada por Wikipedia en la entrada Explosiones del 22 de abril, carece de fundamento.
Las secuelas y la impunidad
La historia del 22 de abril no finalizó aquel miércoles. A la medianoche del jueves, se abría un nuevo capítulo, el cual consistiría en la caída de líderes políticos, la búsqueda de una justicia que jamás llegaría y en la falta de apoyo para los damnificados.
La historia del 22 de abril no se ha cerrado, igual que muchas de las heridas: los responsables están libres y no hay interés de las autoridad para aclarar lo acontecido; peor aún, los lesionados nunca recibieron el apoyo que tanto les han prometido, aunque ha sido pro
Lentamente, el resto de la población que no sufrió pérdidas, olvida el dolor de ese día. Las nuevas generaciones desconocen lo acontecido. Incluso, en las elecciones de 2012 que ganó Aristóteles Sandoval, varios de los implicados en este incidente retomaron cargos públicos, lo que implica que nadie piensa en el dolor de las víctimas.
Para los afectados que aún luchan, solamente queda una frase para mantenerse en pie: “¡22 de abril, no se olvida!”.
23 de abril de 1992:
- Rescatistas aún buscaban sobrevivientes entre los escombros. Salinas de Gortari recorrió nuevamente la zona.
- El gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío se lavaba los manos argumentando que la evacuación la debió hacer el presidente municipal Enrique Dau Flores.
- Grupos de derechos humanos exigían que se retiraran los traxcavos de la zona siniestrada.
- Culpan al director del Cuerpo de Bomberos, Trinidad López Rivas, y al director del Siapa, Gualberto Limón Macías, de haber ocultado el riesgo 24 horas antes del primer estallido.
24 de abril de 1992
- A las 16:00 horas dan por terminada la búsqueda de sobrevivientes. A decir de rescatistas, entre los escombros que recogían las máquinas había restos de personas.
25 de abril de 1992:
- Cayeron las primeras cabezas: pidieron licencia Enrique Dau Flores y Limón Macías. Afectados exigen juicio político contra el gobernador Cosío Vidaurri
26 de abril de 1992:
- Absuelven a la aceitera La Central y las sospechas recaen en Pemex. Testigos afirman que durante la noche, varias pipas arrojaron miles de litros de agua al drenaje tratando de limpiar las supuestas evidencias con las que los inculparían.
27 de abril de 1992:
- Resultados preliminares: Pemex no previno un derrame de gasolina en el subsuelo. Enrique Dau Flores y Aristeo Mejía Durán, secretario de Desarrollo Urbano, son encontrados responsables y serían procesados con otros siete funcionarios de Siapa y Pemex por negligencia.
- En colonias como El Álamo Industrial aún se detectaban niveles de explosividad del 100 por ciento.
- En los albergues hay más de tres mil personas y reportan 600 desaparecidos, aún bajo los escombros.
- Comenzaron las manifestaciones: damnificados exigían que el Gobernador dimitiera.
- Hay plantones en el Centro Histórico y, entre otras demandas, solicitan indemnizaciones.
- La opinión pública se volcó contra el Gobierno Estatal.
1 de mayo de 1992
- La caída: Guillermo Cosío Vidaurri pidió licencia a su cargo. El puesto como Gobernador lo tomaría Carlos Rivera Aceves, en medio de una manifestación multitudinaria.
12 de mayo de 1992:
- Nuevas protestas callejeras, ya que damnificados tratan de evitar que demuelan muchas de las casas. Piden que, cuando menos, les dejen sacar sus cosas.
15 de mayo de 1992:
- La zanja que dejaron las explosiones se mantiene abierta y con las lluvias; es foco de infección.
Guarden silencio
En mayo, los damnificados se reunieron con Carlos Salinas de Gortari, aunque algunas pláticas no fueron nada pacíficas.
La desesperación llegaba: la reconstrucción sería lenta y las indemnizaciones no tenían fecha. Los primeros pagos llegaron el 19 de mayo, pero no para todos.
Mientras, Pemex anunció que la planta de La Nogalera sería llevada a otra parte, tras identificarla como el punto donde se originó la tragedia.
La política jalisciense tenía dos caras: ante los medios de comunicación mostraba una imagen de comprensión y apoyo; del otro lado de la moneda, acallaban las manifestaciones que lentamente se convertían en movimientos sociales.
El 31 de mayo por la noche, más de 50 damnificados montaron un plantón afuera del palacio de Gobierno. Durante la madrugada, un grupo policíaco desalojó a los manifestantes, golpeándolos con tubos y macanas, la más violenta agresión contra los afectados del sector Reforma. Las víctimas acusaron al gobierno estatal, pero ellos se defendieron alegando que fue una decisión propia de la Dirección de Seguridad Pública del Estado.
El hecho terminó con la salida del director de la dependencia y la consignación de 9 elementos que, a final de cuentas, salieron libres mediante fianza. El ataque quedó sin culpables, pero sería el primer incidente que demostraría que, de allí en adelante, el 22 de abril sería un hecho impune.
Reporte por Héctor Escamilla
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