Expertos señalan que los monos son capaces de razonar estructuras gramaticales
Los monos son cognitivamente capaces de reproducir un proceso recursivo, una capacidad que se creía particularmente humana
Investigadores de la Universidad de California, en Berkeley (UC), la Universidad de Harvard y la Universidad Carnegie Mellon, revelaron que aunque los simios y los humanos no hablan el mismo idioma, sus formas de pensar son similares.
De acuerdo con el estudio publicado en la revista Science Advances, investigadores descubrieron que los nativos bolivianos, adultos y niños estadounidenses de edad preescolar, así como los monos macacos, tienen afinidad con la llamada “recursión”.
La recursividad es un proceso cognitivo que ocurre en el cerebro y consiste en que las reglas se aplican a algo que solo ha surgido a través de las propias reglas, por ejemplo: una imagen espejo dentro de una imagen espejo que se replica indefinidamente.
En lingüística se afirma que en la descomposición de una unidad gramatical en una categoría, esta misma categoría puede reaparecer. Prácticamente todos los idiomas humanos se consideran recursivos.
Los patrones recursivos son fundamentales para la sintaxis y la semántica del lenguaje humano. Un ejemplo es la frase nominal “el perro de la esposa del pensionado”. Es una secuencia de frases nominales individuales que se relacionan entre sí y cuando se encadenan forman una nueva.
En el desarrollo de la investigación, los especialistas descubrieron que los monos son cognitivamente capaces de reproducir un proceso recursivo, una capacidad que se creía particularmente humana, explicó Sam Chayette.
El estudio ofrece nuevos conocimientos sobre el desarrollo del lenguaje: “Por primera vez, tenemos datos empíricos significativos sobre los patrones de pensamiento de los humanos y también de los primates no humanos”, añadió Stephen Piantadosi, profesor asistente de psicología de la UC Berkeley y coautor del estudio.
Para esta investigación, a los primates se les mostraron diferentes secuencias de símbolos, por ejemplo {()} o {[]}. Estas estructuras son análogas a ciertas estructuras lingüísticas.
Con ayuda de una pantalla táctil los monos debían organizar los símbolos. Una campana señalaba la corrección de la secuencia y un timbre indicaba cuando el símbolo era colocado en el lugar equivocado. Por cada acierto los monos eran recompensados con jugo y bocadillos.
En el caso de los tsimanes, nativos de la región amazónica de Bolivia, debido a su poco contacto con la tecnología recibieron los símbolos en formas de tarjetas de papel y orientación verbal.
Los especialistas concluyen que los adultos del pueblo tsimán, los niños de preescolar de EU y los monos tienen una cosa en común: carecen de entrenamiento en matemáticas o lectura. “Los resultados son consistentes con otros hallazgos de investigación que sugieren que los monos también pueden aprender otras estructuras que forman parte de la gramática humana“, detalló Piantadosi.
Otro experimento con papiones o babuinos demostró que los monos son capaces de aprender las llamadas estructuras gramaticales sin contexto. Estos siguen un “principio espejo” de reflexión, por ejemplo: AB/BA o ABC/CBA.
Los monos tenían que seguir un objeto en movimiento en una pantalla táctil. El objeto se movía según el principio espejo o el principio de repetición dependiente del contexto (AB/AB, ABC/ABC). Entre tanto, se incluían errores intencionalmente en las secuencias.
Como resultado del experimento, los especialistas notaron que los monos se percataron de los errores en la secuencia de reflexión, pero no de los que había en las secuencias de repetición, ya que esto requiere una mayor capacidad de pensamiento, informó Forbes.
De este modo, los resultados muestran que, aunque tanto la recursión como el procesamiento de estructuras gramaticales complejas están mucho más anclados en el pensamiento humano, los simios también son capaces de aprender ambas cosas.
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