La periodista asegura que el espionaje es “una herramienta bastante siniestra por las implicaciones que tiene”
Periodistas y activistas denunciaron en junio pasado el espionaje del que son víctimas por parte del Gobierno federal, a través del programa de Espionaje Pegasus.
Esta acusación se dio en medio de la polémica generada por los asesinatos de los periodistas mexicanos Miroslava Breach, Ricardo Monluí, Cecilio Pineda, Maximino Rodríguez, Filiberto Álvarez y Javier Valdez, quienes perdieron la vida este año.
Esto sin contar que según datos de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos contra la Libertad de Expresión, 105 periodistas perdieron la vida violentamente en México entre 2000 y 2016
Uno de los actores importantes en esta denuncia fue Carmen Aristegui, una de las más reconocidas periodistas y líderes de opinión en el país, famosa por sus investigaciones críticas del gobierno mexicano.
De acuerdo con una publicación de SinEmbargo, la popularidad de Carmen Aristegui en México está relacionada con la crítica a las instituciones más poderosas del país.
Entrevistada por Oleguer Sarsanedas, Aristegui asegura que en México se matan periodistas por diversas razones, “pero esencialmente por lo que publican”.
Los asesinatos están relacionados con el trabajo de quienes dan cuenta de asuntos relacionados con el narcotráfico, con la colusión de autoridades, por intentar revelar algún asunto importante para la localidad. Son asesinatos que impactan a estados de la República, los hay de todos los niveles, digamos. Pero, fundamentalmente, por lo que se publica, o por lo que se va a publicar”.
Sobre los autores de los crímenes destaca que existen estudios que atribuyen la responsabilidad tanto a autoridades locales como crimen organizado. Sin embargo, no se cuenta con una investigación que lo esclarezca, por lo que todos está basado en suposiciones sobre quien ordena sus muertes. Lo que sí es seguro es que son muertes marcadas por la impunidad.
Asegura que aunque el objetivo de los ataques contra periodistas es que desistan de su labor informativa, la razón por la que ella continúa ejerciendo su profesión es “porque hay que enfrentar el asunto y una de las maneras de hacerlo es seguir publicando, seguir diciendo, como la mejor arma. La mejor protección que pueda tener probablemente un periodista que tenga la condición que yo tengo, por haber participado en medios de cierto alcance nacional o eventualmente internacional como CNN es, creo yo, seguir publicando. Me parece que la mejor protección que se puede tener, si de eso hablamos, es seguir dando una batalla pública. Lo otro sería ir a esconderse a su casa”.
Destaca que la información es importante para cualquier comunidad, por ello es importante para el periodista informar y dar cuenta de aquello que para la sociedad pueda ser importante saber.
Para la periodista, la libertad de expresión “es la posibilidad de decir abiertamente lo que uno sabe, lo que uno investigó, lo que uno descubrió, lo que uno opina incluso, sin el temor de ser asesinado, hostigado, censurado o dañado. Poder decir las cosas que uno sabe, que uno tiene la obligación de compartir con sus audiencias sin temor a sufrir daño por ello”.
Sobre la investigación publicada en The New York Times y realizada por Artículo 19, R3D y SocialTIC, con la colaboración científica de un laboratorio multidisciplinario de la Universidad de Toronto en Canadá, aseguró que el Gobierno mexicano adquirió el programa de espionaje Pegasus “y lo usó indebida e ilegalmente en contra de activistas, de periodistas y de personas que no debimos haber sido jamás espiadas. El Gobierno de Peña Nieto lo hizo y lo hizo con una herramienta tan intrusiva que es capaz no solamente de quedarse tus correos, tus whatsapps, tus mensajes, sino de activar la cámara y el micrófono del teléfono, con lo cual el espionaje es en tiempo real —todo el tiempo: cuando te estás bañando, cuando estás tomando un café, ahora mismo, cuando estás haciendo actividades absolutamente íntimas, privadas, o públicas— lo que sea. Es una herramienta bastante siniestra por las implicaciones que tiene”.
Cuestionó que incluso el teléfono de su hijo, en ese entonces menor de edad, fuera intervenido:”¿por qué el gobierno de Peña Nieto la utilizó en contra incluso de un adolescente? Eso ya te habla de unos niveles bastante descuadrados de los códigos elementales, incluso del espionaje: llegar al extremo de espiar a un adolescente para saber qué cosa salía de allí para dañar a su madre. Se trata de una conducta siniestra por parte del gobierno, que da cuenta de que no tiene escrúpulo en utilizar dinero público para adquirir algo que tendría que usar, si lo usara, contra los grandes narcotraficantes, o para investigar lo que debería investigar, y lo está usando de esta manera”.
Durante la entrevista destaca que las acciones del gobierno mexicano ya no se limitan sólo al espionaje, sino a la creación de campañas dirigidas restar credibilidad a periodistas, defensores de derechos humanos, figuras públicas que quiera hacer algo que resulta crítico para el gobierno.
Oleguer Sarsanedas citó el dicho de Aristegui “el gran reto para periodistas y ciudadanos es evitar que el miedo nos conquiste” y la cuestionó sobre el método para lograrlo.
“Yo digo que al miedo hay que tenerle respeto, porque es algo intrínseco a la condición humana. El miedo sirve para algo, el miedo llega a tu organismo y te está alertando de que algo malo puede pasarte. Y esto, desde luego, te lleva a redoblar tus defensas, a elevar tus rigores – en el caso de los periodistas, a elevar tus estándares para no equivocarte, o no equivocarte demasiado. Debemos utilizar el miedo para reforzar todo esto. La gran batalla es impedir que nos inmovilice, que nos paralice. ¿Cómo se logra esto? Pues es un asunto de cada uno: cada uno tiene que sobreponerse a ese miedo y sacarle provecho. El miedo no tiene que ser un inhibidor, sino un elemento vigorizante”, concluyó Aristegui.
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