Caminan como dos buenos amigos, pareciera que se reencuentran después de una larga distancia y ahora hay mucho que platicar, mucho que ponerse al día. Enrique y Joaquín en los jardines de Los Pinos, ambos de traje y perseguidos por un equipo de cámaras que no pierde detalle de este íntimo momento. Hablan de la Casa Blanca, del departamento en Miami y de la corrupción en general. Enrique celebra las audaces preguntas y con mucha facilidad, Joaquín, da por zanjados temas que han cumplido años en la agenda nacional e internacional. Al Presidente le urge recomponer su imagen (de nuevo) y algún genio del marketing pensó en la fórmula de una entrevista natural, algo fresco, fuera del estudio; el resultado quizás no es el esperado.
Para este punto nos queda claro que tenemos una presidencia producida en un estudio de televisión; desde su gubernatura, su boda, la candidatura, los primero meses y cada una de las reformas, todo ha respondido a un meticuloso guión que busca cuidar la imagen. Sin embargo, ésta, difícilmente podría ser peor. Se han gastado sumas absurdas de presupuesto público en hacernos creer que las cosas marchan bien; las redes sociales y lo mal que se han llevado las múltiples crisis, han rebasado todos los esfuerzos de las televisoras. Éstas, se rehusan a entender que la crisis de credibilidad del Gobierno Federal también es la suya. Han desdibujado tanto la división con el poder, que ahora comparten sus fracasos y su debacle. Ver a Joaquín López Dóriga acompañando a Peña Nieto no es reconfortante, nos da desconfianza, nos recuerda ese pacto nauseabundo de manipular información y vender medias verdades. Más allá de un diálogo entre el dirigente del país y el locutor más “famoso”, se asemeja a una charla entre dos empresarios acaudalados. Peña desestima las acusaciones dando a entender que son cosas que pasan; en su versión no hay nada más casual que tu vecino pague los impuestos de tu propiedad. Ajeno a la posesión de un inmueble he conducido mi propia encuesta, y no, a nadie le ha tocado que su vecino le pague el predial; mala suerte, quizás.
Se han quedado cortos de estrategias y campañas, la imagen del Presidente pareciera estar más allá de la salvación. Y su atropellado y descuadrado discurso, aún estando en un ambiente controlado, nos dejan con más material para la crítica que respuestas, más evidencias de cinismo. Inventar un país, ha salido muy caro.
Entrevista al presidente Enrique Peña Nieto realizada por Joaquín López Dóriga el 15 de agosto de 2016:
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