“A veces siento que soy en cierta forma responsable de la muerte de esa persona”
La enfermera cuenta que es un proceso muy traumático decidir cuando suspender el tratamiento a los pacientes
Los respiradores artificiales se han convertido en un artefacto de vida o muerte para algunos pacientes enfermos de Covid-19.
Sin embargo, en muchos centros de salud no hay suficientes para atender la demanda de pacientes, lo que ha llevado al equipo médico a tomar la decisión de quién merece utilizarlo.
Tal es el caso de Junita Nittla, jefa de enfermeras de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Royal Free de Londres, Reino Unido, quien asegura sentirse responsable de la muerte de algunos pacientes.
“Desconectar el respirador es algo muy traumático y doloroso a nivel emocional. A veces siento que soy en cierta forma responsable de la muerte de esa persona”, dijo en entrevista con la BBC.
La mujer, con 16 años de carrera profesional, ha tenido que suspender el tratamiento a pacientes con Covid-19, entre ellas una paciente de 50 años, en estado terminal.
“Estaba en un compartimiento con ocho camas. Todos los pacientes estaban muy enfermos. Cerré las cortinas y apagué todas las alarmas…Las enfermeras dejaron de hablar. La dignidad y la calma de nuestros pacientes es nuestra prioridad”, relató Nittla.
Como un último gesto para con la familia de la paciente, permitió que su hija se despidiera de ella a través de una llamada, luego apagó el respirador.
De acuerdo con la BBC, la decisión de detener el auxilio respiratorio y el tratamiento solo se toma por equipos médicos tras una cuidadosa consideración. En ésta se tienen en cuenta factores como la edad del paciente, condiciones médicas previas y posibilidad de recuperación.
Nittla relata que su labor de cuidado de un paciente no termina cuando éste muere, ya que debe limpiar la cama y posteriormente depositar el cuerpo en una bolsa para cadáveres.
Antes de la crisis sanitaria de coronavirus, los familiares tenían la opción de conversar con los doctores para llegar a un acuerdo acerca del tratamiento del paciente, pero ahora no.
Actualmente ante la demanda de enfermos, el Hospital Universitario Royal Free ha expandido sus camas de 34 a 60 y el personal médico comienza a ser insuficiente, pues un enfermero atiende a tres pacientes.
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