Si algo ha aprendido la delincuencia organizada es diversificar las fuentes de ingresos. Después que dominaron el mercado del narcotráfico, comenzaron con el secuestro, la extorsión y la trata de personas. Ahora, encontraron en el robo de combustible una mina de oro.
En los últimos años se ha disparado exponencialmente la localización de tomas clandestinas, en un delito que afecta a todos los mexicanos porque el petróleo y otros hidrocarburos son un bien de la nación.
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