Las cinco de la mañana es una hora pico para el mercado más grande de América Latina: La Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA). Las entradas están abarrotadas, pues recibe diariamente a miles de comerciantes que distribuyen a nivel nacional e internacional. Los tráileres y camionetas avientan sus carrocerías, de tal modo que los manuales de manejo y los modales de los choferes quedan olvidados. Y en todo ese universo de productos se encuentra el Mercado de Envases Vacíos que utiliza cajas de madera, mejor conocidas como guacales, donde se transportan invariables alimentos y además contribuyen a la ecología de la ciudad y el país entero debido a que se reutilizan.
José Carmen Camacho ve al mercado, como un padre a su hijo. Lo observó desde que nació, creció y no sabe lo que el futuro le depara. Con su mirada incrustada en la ciudad de madera comenta en entrevista a Revista Hashtag el inicio de este negocio: lejana era la fecha de 1968 cuando él y su hermano llegaron a la Merced, después de un largo peregrinaje de oficios, hallaron el trabajo al que le dedicarían toda su vida: la compra, venta y reparación de cajas de madera y cartón; quienes se dedicaban a este oficio se les nombraba “cajeros”.
“Cuando llegamos a la Merced ya había siete cajeros: Julio Camacho, Agustina Ramírez, Tribilín, Petra, José, Don Cleto y Don Chayo. Vivimos injusticias por parte de las autoridades, nos movían de lugar las veces que querían y nos cobraban `mordidas´; al ya no tolerar los malos tratos, hicimos una organización y después una federación que al poco tiempo comandaría Leonardo Salas”, señala en entrevista con para Revista Hashtag.
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