Millones de niños sueñan con viajar al espacio. Pero José Hernández hizo su sueño realidad, y lo logró superando barreras increíbles.
Al ser hijo de inmigrantes mexicanos dedicados a la agricultura, su educación fue constantemente interrumpida mientras su familia batallaba con las cosechas. Casi siempre, se pasaban de diciembre a febrero en México.
Hernández y sus hermanos tenían que aprender por si solos con tareas de maestros estadounidenses durante esos meses. Debido a las interrupciones constantes, no tuvo un inglés fluido hasta que cumplió 12 años.
“La vida fue dura, pero no lo sabíamos, porque estábamos acostumbrados a ello. Pero en mi adolescencia, me avergonzaba de vivir en el barrio. Vivíamos en áreas deplorables porque eran el tipo de lugares en donde nos alcanzaba para vivir. Mi contexto bicultural me hizo sentirme como extranjero, no era lo suficientemente estadounidense, pero tampoco mexicano,” describió en entrevista para CNN.
Sin embargo, con base en la perseverancia Hernández logró una maestría en ingeniería eléctrica y computación de la Universidad de California, en Santa Barbara, y cumplió su objetivo de convertirse en un astronauta.
No solamente ha viajado al espacio como un especialista de misión en la Estación Espacial Internacional; también tiene su propia fundación, Reaching for the Stars, un grupo que busca orientar a los jóvenes en el centro de California interesados en los campos del STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y provee becas para los estudiantes de preparatoria próximos a graduarse.
El astronauta explica que el amor, apoyo y las altas expectativas de sus padres lo ayudaron a encontrar el camino al éxito, porque pudo haber sido una historia diferente.
“Solía juntarme con cuatro jóvenes en el barrio. De ellos, uno se suicidó, otro murió de una sobredosis de droga y el otro terminó en las calles de California,” explicó.
“Recuerdo que un día, tras recolectar las verduras, mis hermanos y yo estábamos cansados, sudorosos, sucios y olorosos. Nuestro padre nos dijo, “están viviendo su futuro ahora. No los voy a forzar a que vayan a la escuela o que tengan buenas calificaciones. Pero si no estudian, esto será tu futuro” narró el astronauta.
La constancia, así como el apoyo de su esposa, también fueron fundamentales para ayudarle a cumplir su sueño. Hernández fue rechazado 11 veces por la NASA; usualmente, las personas son rechazadas sólo dos veces antes de ser aceptadas. No fue hasta la duodécima ocasión en la que finamente fue seleccionado. Tenía 41 años cuando se convirtió en un astronauta, cuando la edad promedio de los nuevos astronautas es de 34 años.
Ahora, su propósito es inspirar a la siguiente generación a través de su fundación en el centro de California.
Reaching for the Stars invita a compañías como Google a ayudar a despertar el interés de los estudiantes de primaria. Actualmente, una academia de ciencia para adolescentes de secundaria y preparatoria les ayuda en matemáticas y tutorías. También otorgan becas a los recién graduados de la preparatoria para que puedan continuar con sus estudios.
Hernández, ciudadano estadounidense pese a ser hijo de inmigrantes, intentó formar parte del Congreso en 2012, pero perdió en una contienda cerrada. Ahora, quiere hacerlo de nuevo en 2018.
“Ver a candidatos como Donald Trump es una motivación, así que no me descarten. Suficiente es suficiente.” declara.
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