Alrededor de 100 hectáreas de la Playa del Rey, en el municipio de San Blas, han sido concesionadas por la Semarnat a dos empresas actualmente desconocidas. Esta acción viola el Pacto Hauxa Manaka, el cual se firmó en abril del 2008 por los estados de Nayarit, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y el Gobierno Federal, para la preservación de la cultura wixárika –mayoritariamente reconocida como huichol– y de los sitios sagrados y centros ceremoniales en los estados anteriormente mencionados.
En el 2011 la Semarnat concesionó la superficie de la Playa del Rey a las empresas Desarrollos Turísticos Paraíso del Rey S.A. de C.V. y Desarrollos Turísticos Aramara, S.A. de C.V., las cuales están representadas por el desconocido J. Guadalupe González Rentería. Esto pone en riesgo al ancestral sitio sagrado para las comunidades wixáricas huicholas, así como su presencia cultural en el país.
Si bien se señala como responsable a la administración del exalcalde Hilario Layin Ramirez Villanueva, la Correduría Pública No. 4 de Otoniel Pérez Orta fue quien favoreció la acreditación a dichas empresas a pesar de no encontrarse inscritas en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio de Nayarit. En otras palabras, los socios de estas empresas son miembros fantasmas.
Y mientras en el portal de internet inmobiliaria.com se ofrecía a la venta este sitio como “pequeña propiedad con escrituras libre de gravamen” a un precio de 2 millones 300 mil dólares a razón de 10 dólares el metro cuadrado, la Unión Wixárica de Centros Ceremoniales de Jalisco, Nayarit y Durango A.C., apenas conseguía un permiso transitorio para poder instalar legalmente un Ririqui –templo ceremonial religioso donde acuden peregrinos del pueblo huichol a oral, realizar matrimonios, bautizos y ofrecer ofrendas a sus dioses–, pagando derechos bimestrales por usar ese predio.
Para este pueblo indígena, la isla del Rey es un espacio en donde “nuestros ancestros vieron el suelo del templo de Tatéi Haramara levantarse y subir hasta llegar por encima del mar… El suelo del templo es hoy la tierra sobre la cual estamos parados y sobre la cual caminamos. La diosa del mar salió de las aguas que cubría el planeta.” No obstante, para las empresas turísticas inmobiliarias y especuladores sólo es un suelo de bienes y raíces con el que quiere lucran.
La isla es un lugar sagrado y venerado por el pueblo Wixárica desde tiempos inmermorables, y que, sin embargo, está siendo amenazada por la ambición de seres ajenos a su cultura; seres que no comprenden lo sagrado de la naturaleza.
Fuente: Ecoosfera
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