Por Alejandro Páez Varela
@paezvarela
¿Tiene al menos claro qué es ser oposición? –pregunta Fernando del Collado en el “Tragaluz”, de Milenio. “Por supuesto”, responde Gabriel Quadri.
–¿Qué es?
La definición:
–Tiene sus riesgos, desventajas –responde.
–¿No dice AMLO que sus opositores están moralmente derrotados? –señala Collado.
–Bueno, son las palabras de un autócrata.
–¿En serio se ve dirigiendo la oposición de la Cámara de Diputados en 2021?
–No precisamente dirigirla, pero sí participar en la Cámara.
–¿Con “Los Chuchos”?
–Por supuesto, he encontrado que son personas de primera.
Ande pues. “Los Chuchos” son de primera, dice. Allí tienen a su opositor, antes candidato presidencial de Elba Esther “La Maestra” Gordillo. Daría risa pero no da: la falta de oposición no es una buena noticia o, dicho de otra manera, ésa oposición no es una buena noticia. Ya lo escribí.
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En las calles como en las redes sociales hay una defensa férrea a López Obrador y a su proyecto. La llegada de Morena a la Presidencia toca muchos intereses, sobre todo económicos. Se necesita la defensa porque esos intereses económicos van a pagar, como ya lo hicieron en el pasado, por robustecer la oposición y la idea de que es mejor regresar a lo que se tenía. A lo que ellos tenían.
Pero la defensa férrea no debe convertirse en una defensa ciega. Se necesita una crítica férrea y sana, también. Los simpatizantes de AMLO tienen que hacerse a la idea de que la crítica sana ayuda a su proyecto y que cerrar los ojos y atacar a machetazos no ayuda a López Obrador y a su Gobierno (que llaman 4T). Donde hay cosas mal se tiene que corregir. Pero no se corregirá si se genera una simpatía ciega, haga lo que haga. Desde arriba no se ven los errores como se ven desde abajo: la crítica sana debe ir en contrasentido de la metáfora de la escalera: de abajo para arriba. Los simpatizantes no pueden perder la oportunidad de ayudar a su Presidente, y eso se hace señalando los errores. No deben callar como momias, pues; eso nunca beneficia a nadie. Lo vimos.
En las calles como en las redes sociales hay una defensa férrea a López Obrador y a su proyecto. Pero no se trata defender simplemente un proyecto, sino empujar al país. Y si la crítica sana respira, se ayuda al país. Y le ayuda a su proyecto (que llaman 4T).
Una crítica sana que ayude al país debe respirarse adentro; respirar desde adentro. No asfixiarse con la defensa férrea, ciega. Una crítica en contrasentido de la metáfora de la escalera: que venga de abajo para arriba, de adentro para adentro. O le harán daño a su proyecto.
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Leí en alguna parte que “la esperanza es una buen desayuno pero no una buena cena”. La frase se atribuye a Francis Bacon, pero no sé si al pintor o al filósofo y padre del empirismo. Un inglés y un irlandés. La frase es buena, como sea. (La mejor frase –diría, acomodándome a ella– es la que uno busca y aplica bien). Se refiere a que no se puede tener esperanza durante todo el día, de la mañana a la noche. Algo tiene que pasar después del desayuno.
Los defensores de Vicente Fox pedían que se le diera tiempo a generar cambios. “No va a cambiar todo en unos meses”, insistían. No comparo a Fox con López Obrador porque apenas tienen algo común: ambos llegaron con grandes expectativas.
La falta de oposición no es una buena noticia pero tampoco debe alimentar la falta de crítica al proyecto en curso, que llaman 4T. Hay prisa. No se puede mantener la esperanza durante todo el día, del desayuno a la cena. Van nueve meses. Mañana será el año. Pasado serán seis. Prisa, prisa, empezando con la seguridad, siguiendo con la economía y la corrupción. La hora del desayuno, creo, ha terminado.
La crítica al interior debe servir para presionar a que el proyecto de Nación arroje resultados. Pronto. Claramente no es por la oposición (la que existe daría risa pero no da). Es por el país. Es un país que necesita resultados, ya, ahora. John Maynard Keynes: “En el largo plazo, todos estaremos muertos”.
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