Lo gritaba con mucho gusto y me parecía una joya de la creatividad mexicana. Ahora, lo veo muy distinto, lo veo discriminador, ofensivo y parte de una cultura homófoba y violenta. Antes de arder en leña verde, permítanme compartirles un guión para un corto video que podría ejemplificar la gravedad de nuestra “tradición”.
Un niño en un colegio se hace bolita mientras sus compañeros lo patean al grito de “puto, por putito”. La cámara se mueve y mira por encima del hombro de uno de los múltiples agresores.
Corta la escena y ahora va la cámara en un auto desde el cual dos sujetos gritan “¡Eh Putos!”, mientras arrojan botellas a una pareja de hombres que caminan en la banqueta. Ambos tratan de cubrirse, a uno la botella lo alcanza en la cabeza. Risas.
Siguiente escena: una mesa de autopsia, en la plancha metálica hay un cuerpo al que se le distinguen golpes en piernas y costillas y marcas moradas en la garganta. Entra un médico y pregunta: ¿por qué lo mataron?
Por puto. – Responde el que revisa el expediente y cubre el cuerpo con la manta.
El video cierra con una secuencia de imágenes cortas que van incrementando en gravedad y violencia. Primero un auto que se cierra y el afectado grita por la ventana “¡Puto!”, un grupo de adolescentes hablando entre ellas: “está bien, eso le pasa por puta”, un padre le grita a su hijo mientras comen en familia :“no seas putito”, un hombre acosando a una mujer claramente incómoda: “eh, puta” le susurra invasivamente. Se aceleran los cortes y se intensifica la música. Silencio.
Que gritar “Puto” deje de ser tradición.
@Pabloricardo2
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