El futuro director de la CIA es partidario del ‘Waterboarding’
Se habla de un manual para torturas hecho en los años 60
El gabinete de Donald Trump se perfila para ser uno de los más conservadores de la historia, pero sin duda uno de los miembros que más ha llamado la atención es Mike Pompeo, quien fue elegido por Trump para dirigir la CIA.
Pompeo es uno de los partidarios de rescatar el ‘Waterboarding’ como forma de tortura idónea para enfrentarse a los terroristas, misma que había sido prohibida por el presidente Obama, quien la considera una barbaridad.
Sin embargo, el magnate durante su campaña afirmó que permitirá a la CIA su utilización de nuevo.
Las torturas que usa la CIA para hacer confesar a sus reos durante el interrogatorio son muchas, pero hay algunas que son realmente terroríficas. Muchos historiadores aseguran que en el año 1963 se documentó de forma ultrasecreta las barbaries formas de extraer información a un prisionero.
El resultado fue un manual llamado por la agencia norteamericana ‘KUBARK’, de ‘BARK’ (forma en la que se hacía llamar la organización de puertas para adentro) y ‘KU’ (dos letras seleccionadas al azar).
El libro, que se empezó a utilizar masivamente en los reos apresados por los Estados Unidos, establecía por primera vez un método estructurado de tortura con el que se garantizaba una confesión.
El creador del manual con casi medio siglo de antigüedad fue James J. Angleton quien, de 1954 a 1974, dirigió las actividades de contraespionaje de la agencia y, en palabras del CEME, se convirtió en la mayor bestia negra de las organizaciones de derechos humanos del mundo.
Cabe destacar que el manual no solo posee técnicas de daño físico, sino que se basaba también en los estudios realizados por varios expertos en psicología. Todos ello, para atacar la mente humana y hacer que sucumbiese a los torturadores.
Naomi Klein en su obra “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre”, habla sobre este documento en el que asegura que los creadores de este manual usaron los estudios psicológicos del doctor Ewan Cameron, director del Allan Memorial Institute de la Universidad McGill.
“Lo que fascinó a los autores del “KUBARK”, más que las técnicas individuales, fue el enfoque de Cameron en la regresión. La idea de que, si se priva a una persona de la noción de quién es y de donde está en el tiempo y en el espacio, vuelve a ser un niño indefenso dependiente de otro. A medida que el interrogado se desliza hacia un estado de infantilismo, su personalidad adquirida o estructurada se derrumba. En ese instante, el prisionero se sumerge en un estado de “animación suspendida”. Es el dulce momento del interrogador, cuando “la fuente está abierta a la cooperación”, explica Klein.
Lo tortura tiene dos face previas:
1-El arresto, de madrugada
En palabras de los dos manuales de la CIA, la tortura comienza en el mismo instante en el que se arresta al sospechoso. De hecho, los dossieres definen ese momento como uno de los más importantes dentro de la coerción. Tal y como especifican, hay que preparar la detención para desconcertar al preso y crearle “la mayor incomodidad mental”.
“Debe ser arrestado, por consiguiente, en el momento que él menos espere y cuando su resistencia mental y física está en su nivel más bajo”, explica el CEME. Este período suele corresponderse con la madrugada o las primeras horas de la mañana.
2-El cruel camino hasta la celda
Después de detener al reo, los manuales de la CIA aconsejan privarle en todo momento de todo tipo de contacto con cualquier elemento que pueda resultarle habitual, conocido o tranquilizador. Para ello, lo mejor es ponerle una capucha mientras se le traslada y, a continuación, encerrarle.
“El sentido de identidad de una persona depende sobre todo de la continuidad de su medio ambiente, hábitos, apariencia, relaciones con otros, etc. La detención permite a los interrogadores cortar todos estos eslabones y volver al sujeto atrás, hacia los recursos interiores propios, solo. La detención debe planificarse para aumentar la sensación de los sujetos de estar apartados bruscamente de cualquier cosa conocida”.
Una vez que estas dos fases fueron completadas, se procede a la tortura.
1-Encerrar a una persona en solitario provoca una fuerte tensión en los presos. Además, les lleva a sentir amor por cualquier otro ser viviente, creer que los objetos cotidianos están vivos y caer en una severa depresión.
2-A pesar de lo que puede parecer a primera vista, la amenaza de sufrir dolor es más efectiva que el dolor mismo para medrar el ánimo de un preso. No obstante, es sumamente importante cumplirlas cuando si el reo se niega a cooperar. Y es que, en caso contrario, el detenido no volverá a creer la palabra del carcelero o torturador.
3-Las amenazas de muerte son inútiles. Suelen entenderse de dos formas. En primer lugar, el reo cree que son una mera fanfarronada de su captor, y pierde en cierta forma el miedo que siente hacia él. En segundo término, lo más habitual es que el detenido reaccione ante ellas considerando que va a morir tarde o temprano y que no importa que desvele la información que se quiere obtener de él.
4-El reo tiene que entender en todo momento que es clave que desvele la información que esconde para que logre sobrevivir. Para ello es necesario dotar al preso de una vía de escape aceptable.
5-El dolor excesivo puede llevar a confesiones falsas que desconcertarán sumamente a los captores.
6-Para medrar el ánimo de un reo y fomentar su «regresión» se puede apostar por manipular insistentemente su percepción del tiempo. Para ello se le pueden dar las comidas a diferentes horas (o muy seguidas), entrar a su celda cada 10 minutos para impedir que duerma, lograr que no sepa cuándo es de día y cuándo es de noche o retrasar y adelantar los relojes.
7-Hay que favorecer las posiciones incómodas en el reo. Que siempre esté rígido o que sufra dolor al sentarse o tumbarse.
8-Hay que presionar al reo utilizando a su familia. Así lo afirma el manual de 1983: «Lo primero que debemos decirle es que conocemos a su madre o a su hermano pequeño, e instarles a que cooperen ya que –en caso contrario- les traeremos hasta la prisión y les violaremos y mataremos».
9-Si se tortura a los presos, hay que evitar los momentos de «tregua»hasta dejarle totalmente extenuado. Y es que, durante ese tiempo puede inventarse una intrincada mentira que sea difícil de descubrir.
10- Las amenazas funcionan mejor cuando van acompañadas de una explicación «racional» de por qué se llevan a cabo. La clave es que se busca, en todo momento, que la persona coopere.
Fuente: ABC
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