Comenzaron oficialmente las campañas políticas para elegir representantes populares en los cargos de gobernador y alcaldes en algunos estados de la República y por diputados a nivel federal, aunque bien sabemos que los que realmente gobiernan, no se presentan a elecciones.
En esta época de crisis de credibilidad en la política, surge el dilema acerca de votar, no votar o anular el sufragio. Algunos ya decidieron qué hacer, otros siguen atrapados en la duda de que es lo que deben hacer.
Por una parte, se dice que si no votas, “después no te quejes” y por otro lado, se dice que no hay opciones políticas por las cuales votar pero hasta la basura se separa.
En México, llueve sobre mojado. Es evidente la campaña de desprestigio hacia la política misma, orquestada por la derecha y los Medios totalitarios. El sistema está putrefacto por la “politiquería” y enterarnos de los escándalos de corrupción tampoco ha cambiado nada.
Integrar en política a personajes de la farándula como Sabrina Sabrok, Carmen Salinas o Lagrimita, han provocado reacciones en la opinión pública que dice: “es el colmo” como si el mayor colmo no fuese ya el regreso del PRI mediante otro fraude electoral en 2012.
Algunos dicen que votar es legitimar el sistema de la democracia burguesa que oprime a México y en parte es cierto pero es lo que hay en el tablero por el momento. Partiendo de esta situación y con la apatía en las entrañas, la pregunta a los desmotivados sería: ¿y cuál es el plan?.
Existen disidencias aisladas en Guerrero, Michoacán y Oaxaca, que incluso ya plantearon el boicot electoral como rechazo al sistema. Medidas así de radicales sólo se pueden lograr actuando organizados y no presos del individualismo con el que se comporta la sociedad actual a la que pertenecemos. Con el 5% de participación nominal, darán por buenas las elecciones.
Algunos países de Latinoamérica han visto el nacer de su revolución por la vía electoral en plena crisis social: Allende en Chile, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Evo en Bolivia, Néstor Kirchner en Argentina. Procesos distintos, con defectos y aciertos dentro del desafío que implica luchar contra el Imperialismo y gobernar en un mundo sometido al capital del mercado controlado por las grandes corporaciones.
Sea cuál sea la decisión, votar, no votar o anular, hay que darle un sentido de utilidad a nuestra decisión respecto a la realidad en la que vivimos actualmente en México. Sobran razones para no votar pero: ¿para que no votar?.
La política hay que recuperarla con ideas, acción y participación, sin dogmatismos, sin sectarismos, con colectividad y paralelismos que integren comportamientos que convivan pese al Sistema.
No existe un manual para hacer revolución, hay que construirlo.
Sé parte de la conversación