Rob Greenfield no es un hombre sin hogar, ni pobre, es un idealista que busca hacer un cambio en cuanto al desperdicio de comida.
Un día del 2014 mientras recorría en su bicicleta de bambú en EU, se dio cuenta que el desperdicio de comida era inmenso y cualquiera podía vivir comiendo eso, así que decidió probarlo y vivir comiendo basura.
Su nuevo estilo de vida llamado “dumpster diving”, lo ha llevado a ahorrar lo que cualquier persona gasta en comida por un año, lo mejor de todo es que no ha tenido consecuencias negativas en su salud.
A Rob le llamó la atención que se tirasen toneladas de comida mientras 50 millones de estadounidenses pasaban hambre. Trazó un plan y se fue a Sudamérica sin un solo centavo.
Así es como inició un movimiento para que restaurantes, supermercados e incluso hogares donen la comida que consideran basura para alimentar a las personas que por falta de recursos no pueden acceder a la misma.
Por: Desirée Medina.
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