Maslow demostró científicamente que todos necesitamos no solo satisfacer nuestras necesidades físicas de comer, beber, vestirnos y tener un techo, sino con la misma urgencia, necesitamos satisfacer nuestras necesidades del alma o emocionales.
Lo anterior lo aprovechan los estudiosos de la conducta al servicio de la publicidad del sistema de consumo, quienes, si nos dejamos, nos logran presionar a comprar, viajar, vestir, comer y visitar los lugares que los demás visitan, es decir, a gastar.
Así es como nos endeudamos y paramos gastando en aquello que no aumenta de valor, sino más bien cada día pierde valor, en perjuicio de nuestra economía.
Compramos porque cuando al adquirir algo, producimos una descarga de adrenalina, endorfina y serotonina las cuales producen euforia y alegría momentánea en nosotros y eso nos estimula a adquirir cosas.
¿Qué armas tenemos a nuestro favor? No hay mejor aliado para mantener sosegadas a nuestras emociones, que el dicho: “Ojos que no ven y oídos que no oyen, bolsa que no gasta” pues por los ojos entran las tentaciones y estímulos de gasto.
Además, todos tenemos libre albedrío y voluntad. La primera nos permite decidir y la segunda nos hace mantenernos firmes ante la decisión tomada por nosotros.
Recuerda el consejo: no formes barranco en diciembre y así de seguro no tendrás cuesta en enero. Haz un esfuerzo por apegarte a los que decidiste gastar en estas fechas y así no tendrás nada que lamentar el siguiente año.
Fuente: Prensa Libre
Sé parte de la conversación