En principio debemos entender a qué nos referimos con comunicación. La comunicación es una rasgo natural, no sólo en el ser humano, sino también en una gran diversidad de seres animales. A través de proferir ciertos sonidos, tanto el humano como el animal, transmiten información con una finalidad específica; como por ejemplo, en cuanto a los animales, comunicándose buscan prevenirse del depredador o infligir temor en un alarido cuando se es objeto de ser una presa. El ser humano utiliza los símbolos, como lo son las letras que se materializan al proferir sus sonidos, la letra escrita, las imágenes y todo el tumulto de artes que son propiedad creativa del sujeto. La comunicación es una propiedad natural, inherente al sujeto, a los animales y a las plantas. El color de una flor invita a la abeja… Sin una o la otra, sin la flor o sin la abeja, podría ninguna reproducirse. El color de la flor es necesario.
Si hablamos de libertad, la comunicación debería de ser reconocida como un derecho vital. La manifestación de las ideas es una necesidad esencial. Cada uno de los seres humanos requerimos transmitir información continuamente. Desde el motivo más práctico, como pedir que me vendan una manzana en el mercado, hasta el motivo más complejo y teórico, como hablar de un fenómeno con sus causas y consecuencias.
En el caso de México, tenemos dos grandes monopolios de televisoras: Televisa y TV Azteca. Ellos tienen la cobertura de la mayor parte de la población, generando contenidos informativos de diferentes tipos. Éstos pueden ser telenovelas, películas extranjeras, realities shows , notas informativas y de opinión, etc. La comunicación tiene dos direcciones, la emisión de información y su consumo. Siendo así, podemos deducir que el contenido de estas televisoras es el que más se consume en México. Estas televisoras gozan de todos los derechos para emitir a gran parte de la ciudadanía sus consideraciones sobre la vida mexicana, aunque sea de manera sesgada en su enfoque del mundo, y muchas de las veces, en un esquema unilateral de acuerdo al régimen que preside; actual y específicamente, el de Enrique Peña Nieto. De esta manera, al hacerse de la mayor parte del espacio radio eléctrico, se entiende a estas dos corporaciones mexicanas como los dos grandes monopolios que se apropian del espacio radio eléctrico (esa materia traslucida encargada de trasladar la información). El espectro radioeléctrico, como la tierra, es objeto de despojo para la acumulación de los propietarios de las mismas, por lo que la realidad se reduce a pocos emisores con muchos consumidores.
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