Cientos de jóvenes presentan problemas para conciliar el sueño, depresión y ansiedad provocados por el confinamiento
Las líneas de atención gratuita de una asociación civil gestionada por estudiantes en París no dejan de sonar desde marzo. Cientos de jóvenes llaman para pedir ayuda porque tienen problemas para conciliar el sueño, depresión y ansiedad a causa de la pandemia.
Los voluntarios que trabajan atendiendo las llamadas, se limitan a escuchar de forma empática y compasiva lo que los jóvenes de entre 18 y 24 años les confiesan.
“A veces es más fácil desahogarse con alguien con el que no tienen una relación jerárquica, como un psicólogo, alguien como ellos que puede entender lo que están viviendo”, declaró Daphne Argyrou, una joven que trabaja en la asociación Nightline desde hace dos años.
Entre los síntomas más recurrentes que reportan los jóvenes a los teléfonos se encuentran: ansiedad, tristeza, aislamiento, bajo estado de ánimo, insomnio y la aparición de trastornos como la depresión.
La asociación Nigthline se creó en el 2016 y desde que inició la cuarentena por coronavirus en Francia, los teléfonos no dejaron de sonar y hace 15 días que se decretó el segundo confinamiento, el número de llamadas aumento nuevamente, informó la agencia AFP.
“Entre 40 y 50 personas buscan contactarnos cada noche por teléfono o chat, es el doble que el año pasado”, explicó otra voluntaria.
De acuerdo con una encuesta nacional realizada por el Observatorio francés de la vida estudiantil (OVE), la mitad de los estudiantes sufrieron de soledad o aislamiento durante el primer confinamiento, 31% de ellos presentaron trastornos psicológicos. Los jóvenes extranjeros y aquellos con dificultades económicas fueron los más afectados.
Inés, una joven de 24 años de edad, relata que aún sin antecedentes de trastornos psicológicos, comenzó a consultar a una psiquiatra tras una primera crisis de pánico. Tiempo después se le diagnosticó depresión.
“Mis días son mucho menos activos que de costumbre. Antes hacía mucho deporte, salía de fiesta. Ahora no duermo bien y me siento física y mentalmente exhausta, pese a que no hago gran cosa… Antes daba 10 mil pasos al día, hoy estoy en ocho”, relató.
Es importante saber que cuando se presentan estos síntomas hay que actuar rápidamente. “Hay una continuidad entre el bienestar, el equilibrio psicológico durante los estudios y el bienestar posterior, cuando uno se enfrenta de nuevo a una acumulación de factores de estrés”, explicó el médico psiquiatra Dominique Montchablon.
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