Pensionados de por vida con cientos de miles de pesos mensuales por unos cuantos años de trabajo, agraciados para siempre con seguro social y seguro de gastos médicos mayores para ellos y sus familias, asistidos y protegidos por centenares de empleados públicos, favorecidos con subvenciones y apoyos de todo género, los expresidentes mexicanos forman una casta insólita, única en el mundo por sus privilegios casi monárquicos y los multimillonarios recursos que consumen del erario, afirma el periodista Alejandro Pérez Utrera.
Si bien desde el periodismo, la academia y la arena política ha logrado documentarse una breve parte de esa condición parasitaria que se eterniza a costa del dinero de los ciudadanos, en México muy difícilmente puede encontrarse una investigación que, con datos duros y basada en rigurosas metodologías de las ciencias sociales, haya abarcado ese cúmulo de beneficios como lo hace Los parásitos del poder. Cuánto cuesta a los mexicanos mantener los privilegios de los expresidentes, libro de Ernesto Villanueva e Hilda Nucci que acaba ser puesto en circulación por Ediciones Proceso.
“En México, para que un ciudadano de a pie pueda ser sujeto de una pensión por cesantía en edad avanzada conforme a la Ley del Seguro Social de 1997, debe tener cumplidos 60 años al momento de causar baja en el IMSS, haber cotizado como mínimo mil 250 semanas –más o menos el equivalente a 25 años de trabajo–, estar de baja ante esta dependencia al momento de realizar la solicitud y encontrarse privado de actividad remunerada”, puntualizan los autores.
Los autores se dieron a la tarea de revisar los ordenamientos legales relativos a los beneficios de los exgobernantes en 21 naciones representativas de los cinco continentes y compararlos con la situación mexicana. Sus hallazgos fueron contundentes: “El caso que más llama la atención es el de México, pues es el único país donde un expresidente recibe aproximadamente 2 mil 379 salarios mínimos como ingreso global mensual.”
Lee el texto completo en: Proceso
También te interesará:
Sé parte de la conversación