La historia de nuestro país está llena de anécdotas muy curiosas y una de ellas involucra a la esposa de Maximiliano de Habsburgo con Tepito, especialmente con sus pulquerías de la época.
La historia es narrada por el autor Luciano Pérez en el libro Cuentos fantásticos de la Ciudad de México o aventuras en Mexicópolis, en cuyas páginas describe con lujo de detalle una anécdota de la que poco se ha hablado: el día que el llamado “barrio bravo”, Tepito, recibió la visita de la emperatriz Carlota.
Al parecer un decidió visitar sus calles. Se sabe que Tepito llamó su atención por tener algo que otros barrios no tenían en la capital mexicana; este fue la primera escala que decidió hacer (sólo ella y nadie más sabía por qué) y fue a una pulquería. Siguiendo la crónica de Luciano Pérez, la emperatriz fue recibida entre aplausos y gritos eufóricos por las chicas que frecuentaban el lugar, mientras sus damas de compañía estaban algo asustadas y nerviosas. La europea entró en confianza en poco tiempo y se ambientó para pasar un buen rato.
Carlota ya conocía el pulque, por lo que decidió probar una vez más esa bebida tan mexicana mientras se ponía alegre con sus nuevas “comadres”, quienes la alentaban a divertirse, al igual que con los hombres que se encontraban ebrios de pulque y de felicidad por tener a tan bella dama haciéndoles compañía, unos incluso sacaron una guitarra y se pusieron a cantar canciones de amor.
La emperatriz Carlota estuvo en Tepito tomando pulque, y protagonizó una de esas anécdotas que vale la pena conocer por representar un momento exótico en la historia de la cultura popular mexicana.
Fuente:MXCity
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