El CNI no busca alcanzar el poder
Realizar una campaña presidencial a nivel nacional visibilizará las luchas que se están dando a lo largo y ancho del país, asegura el CNI
En México, el 1 de enero de 1994 se levantó en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hoy, a más de veinte años de aquel día, el EZLN reaparece en la esfera pública con nuevas propuestas, dice Luciano Concheiro en un ensayo publicado en el diario The New York Times.
En octubre de 2016, en un comunicado titulado “Que retiemble en sus centros la Tierra”, el EZLN anunció junto con el Congreso Nacional Indígena su intención de participar en las elecciones presidenciales de 2018 con una mujer indígena como candidata independiente.
La noticia fue motivo de opiniones de diversas índoles, desde comentarios racistas y misóginos hasta argumentos de que la candidatura no resultaría representativa, pues los indígenas conforman un pequeño porcentaje de la población nacional.
Francisco Gárate, representante del Partido Acción Nacional (PAN) ante el Instituto Nacional Electoral (INE), fue quien dijo que la propuesta era “una ocurrencia y un disparate”.
Los sectores progresistas fueron los que aportaron la mayor cantidad de críticas, dentro de las cuales se encuentran los enunciadas por simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, que señalan que una candidata independiente apoyada por los zapatistas restaría votos a la izquierda institucional y, en términos electorales reales, beneficiaría al PRI o al PAN.
Por otro lado están los que cuestionan la congruencia de los zapatistas, pues si siempre criticaron la vía electoral como mecanismo de transformación, ahora resulta absurdo quererla utilizar.
“Muy ‘radicales’ han llamado a no votar y ahora postularán candidata independiente”, expresó AMLO.
La propuesta de los zapatistas ha venido a revelar que México no solo es un país sexista, sino también profundamente racista.
No será el EZLN el que participe formalmente en las elecciones de 2018, sino el Congreso Nacional Indígena (CNI), una organización conformada por más de cuarenta pueblos, naciones y tribus originarios que radican en todo México.
La idea original de presentar a las elecciones presidenciales a una candidata indígena fue del EZLN, se propuso durante una plenaria cerrada y tras una larga deliberación, se aceptó la propuesta y se tomó la decisión de emprender una consulta entre los pueblos indígenas representados para analizar si estaban de acuerdo con la misma.
La consulta duró tres meses y terminó con el acuerdo de que el Congreso Nacional Indígena nombraría un Concejo Indígena de Gobierno conformado por representantes de los pueblos originarios que lo constituyen y regido por siente principios: obedecer y no mandar; representar y no suplantar; servir y no servirse; convencer y no vencer; bajar y no subir; proponer y no imponer; construir y no destruir.
En este contexto, el pasado fin de semana se reunieron en San Cristóbal de las Casas, cerca de mil delegados y concejales del CNI provenientes de cada uno de los estados del país en una Asamblea Constitutiva para conformar el Concejo Indígena de Gobierno y para discutir cuáles serían sus propósitos, estrategias, funcionamiento, organización y vinculación con otros sectores de la sociedad civil.
Fue el domingo que se dio a conocer que la vocera del Concejo Indígena de Gobierno será María de Jesús Patricio Martínez.
Mejor conocida como Marichuy, nació en 1963 en Tuxpan, Jalisco, un pueblo de origen nahua y es una gran conocedora de la medicina tradicional.
La característica distintiva de la propuesta del CNI es que su objetivo último es desmontar el sistema capitalista y construir, como dicta una famosa frase zapatista, “un mundo en el que quepan muchos mundos”.
El CNI ha planteado que, si bien incursionará en las elecciones, no busca alcanzar el poder, pues “las cuestiones fundamentales de la maltrecha nación mexicana no se deciden ni en el poder ejecutivo ni en las cámaras legislativas ni en el poder judicial”.
Su intención al participar en las elecciones es dislocar el sistema político existente. Según Carlos Gonzales, miembro de CNI: “Las elecciones son por excelencia la fiesta de los de arriba, el espacio y la forma como los finqueros de este mundo construyen y reconstruyen el consenso político que ocupan para seguir acumulando ganancias y poder hasta el infinito. Queremos colarnos en esa fiesta y queremos echárselas a perder hasta donde podamos”.
Realizar una campaña presidencial a nivel nacional visibilizará las luchas que se están dando a lo largo y ancho del país y, en algún momento, generará un “proceso de reorganización combativa”, asegura el CNI.
Aunque no se sabe si el CNI logrará recaudar las firmas necesarias para registrar formalmente a Marichuy como candidata independiente, la simple propuesta significó una sacudida para el sistema político.
Fuente: New York Times
Sé parte de la conversación