Por Alejandro Páez Varela
Mi amiga y colega me mandó la foto preguntándome o, más bien, pidiéndome que le dijera que no era cierta. Es una foto que circuló intensamente en redes sociales. Aparece una mujer en un acto protocolario, de gobierno. Se le ve la tanga roja o de color chillante. De esas tangas hechas para eso: para presumirse por fuera. “Dime que no es cierto”, me escribió. Dos o tres búsquedas en la red para comprobar que no era cierto; que la mujer no era, como se dijo durante dos días, la Primera Dama mexicana.
De esos episodios hay muchos. Mandan fotos o las difunden como verdaderas. En eso siempre hay una agenda política de mal gusto, pero también marca los signos de los días: enlodar desde la oscuridad, atacar para destruir, odiar. Lo hace todo mundo. Lo hacen, sin más, los mismos funcionarios públicos. Lo hace el Gobernador Roberto Borge, por ejemplo, que ataca periodistas en las redes sociales desde el supuesto anonimato y no lo digo yo (que he recibido esos ataques): allí están los reclamos públicos de organizaciones internacionales. (Por cierto, sobre Borge: no entiende él y no entienden los que operan los ataques que nosotros, los periodistas, seremos siempre periodistas y él y ellos no tendrán, para siempre, el dinero público para financiar los ataques. Decíamos en la primaria: nos vemos, segurito, a la salida).
No quiero desviarme del punto. Sobre la foto esa, digo esto: mi mayor sorpresa es que muchos colegas buscaron confirmación. Creyeron que eso, la foto, era posible.
Días antes, dormido profundamente, me marcó el periodista Humberto Padgett:
–Maestro, parece que se fugó “El Chapo”.
–¿Cómo?
–Simón.
–¡Chínguele!
Le chingó. Minutos después tenía la confirmación.
Cuando la bruma de mi sueño se disipó, todavía no podía creer la fuga de Joaquín Guzmán Loera. Veía y veía la nota y pensaba: ¿Está mal SinEmbargo? ¿Nos equivocamos o sigo dormido?
Pero no. Era verdad. “El Chapo” se había fugado.
Entendí con mayor facilidad que mi colega y amiga, casi llorando de pena ajena, me pedía: “dime que no es cierta esa foto, por favor. Dime”.
Lo primero que pensé fue: sí es. Luego un “no es” y después la duda.
La tanga es poca cosa. De esos episodios hay muchos. El tema es que todo puede pasar; que vamos de un asombro a otro.
No es la bruma de mi sueño: es un sexenio en el que un drama desplaza a otro peor. ¿Qué sigue?, nos preguntamos a todas horas.
Sigue más de lo que ya está: desconfianza, incertidumbre. Y, lamento decirlo, mucha resignación.
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En el segundo año, el sexenio parecía ya haberse agotado. La “casa blanca” marcó un antes y un después, pensamos. Pero no: era el inicio de algo más. Ese “algo más” movió el antes y después a la fuga de “El Chapo”. Instalados en la desconfianza y la incertidumbre, vamos del enojo a la resignación.
“Es una obligación. Sería verdaderamente algo más que lamentable. Es imperdonable. Que el gobierno y el Estado tomen las debidas providencias para asegurar que lo ocurrido hace algunos años se pudiera repetir”, dijo Peña Nieto en una entrevista.
Compromiso cumplido: “El Chapo” se fugó.
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Cinco días de viaje por Francia y apenas unas palabras sobre la fuga del reo más famoso del mundo. ¡Unas cuantas palabras del Presidente de México sobre la fuga del capo más importante del mundo, que resulta ser mexicano y que resulta que estaba en una prisión mexicana!
El mundo entero sigue los pasos de la fuga y el Presidente está en un “viaje histórico”. Comidas, cenas, eventos protocolarios. Las fotos distribuidas por Presidencia dan cuenta: cualquiera de las cosas que Peña Nieto hizo allá para desatender la emergencia de acá las pudo hacer un director de área. Un funcionario de tercer nivel.
Pero no. El viaje es “histórico”: Otra vez 400 invitados y un episodio bochornoso: el video se vuelve viral porque la molestia entre él y la Primera Dama, ante las cámaras de la prensa internacional, no pasa desapercibida.
El “viaje histórico” sí es histórico, digan lo que digan.
Es histórico que, ante una emergencia para un gobierno que naufraga, la decisión haya sido quedarse a disfrutar canapés.
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Abro una cápsula del tiempo. Quedarán impunes, digan lo que digan:
• La “casa blanca”.
• La “casa Higa de Malinalco”.
• Tlatlaya.
• Ayotzinapa.
• Apatzingán.
• Los asesinatos de periodistas y activistas.
• El Partido Verde.
• La corrupción de OHL en Edomex.
• La fuga de “El Chapo”.
• Los miles y miles de muertos y los miles y miles de desaparecidos de este sexenio.
Apunto sólo algunos casos. Los dejo en esta cápsula del tiempo, y nos vemos a la salida.
Twitter: @paezvarela
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