Si los mexicanos somos ingeniosos, ¿por qué no podemos hacer dinero con nuestras ideas? Te digo qué nos falta para transformar ese ingenio en innovaciones económicamente exitosas.
Cuántas veces has escuchado historias sobre el increíble ingenio del mexicano, ese talento nato, ese genio para inventar soluciones a problemas cotidianos casi siempre con muy pocos recursos.
El invento del primer rifle automático en épocas revolucionarias, la máquina tortilladora, la TV a color o la píldora anticonceptiva son muestras de ideas Made in México.
Los mexicanos somos buenos creando ideas ingeniosas, entonces ¿por qué no podemos transformarlas en dólares? No es que en México no existan jóvenes como Steve Jobs o Bill Gates que iniciaron una revolución tecnológica desde su cochera. Al parecer, nos faltan algunos “ingredientes” para transformar nuestro ingenio en riqueza.
Hoy en día, la materialización de ideas en productos, servicios, procesos productivos y modelos de negocio son la clave del crecimiento económico y la prosperidad de las sociedades. Estados Unidos, Japón, Alemania y Corea del Sur son ejemplos de países dónde la generación de ideas es el factor económico más importante.
¿Cómo transformar ingenio en innovación? Invierte en conocimiento
En décadas recientes, los países globalmente más exitosos han apostado cada vez más recursos en áreas que permiten generar ideas innovadoras: universidades, centros de investigación, incubadoras empresariales.
Dinamarca y Suecia elevaron la inversión en conocimiento 90% en los últimos 5 años, mientras que en Francia y Alemania creció 80%. Este patrón de inversión muestra la intensidad en el uso de conocimiento en estas economías. No sorprende que estos países se encuentren entre las economías más competitivas e innovadoras del mundo. (OECD Science, Technology and Industry Scoreboard 2015.)
¿Y México?
La inversión mexicana en actividades de innovación, investigación científica y desarrollo ha crecido 6.4% en los últimos 7 años, pero no rebasa los 62,000 millones de pesos (equivales a 0.5% del PIB). Resulta claro que en materia de generación de conocimiento en México la tenemos difícil.
Más información en: Forbes
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