Esa protección se mantiene hasta la edad adulta
La exposición temprana a ciertos gérmenes ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
El hábito de comerse las uñas generalmente se da en situaciones de estrés, angustia o ansiedad, generalmente es considerado dañino para la salud, ya que hay quienes afirman que es de locos.
Comerse las uñas, morderse las cutículas o hasta llegar a morderse los dedos, son manifestaciones de un mismo reflejo emocional: exteriorizar una situación de estrés, no es el único hábito que desarrollamos para liberar parte de ese estrés, algunos fuman, otros comen, otros sienten la necesidad de ir de compras, otros rompen cosas.
La onicofagia, como se le conoce no es sólo una mala costumbre, es una manifestación emocional, que tiene sus orígenes en lo más íntimo de cada uno.
Sin embargo algunos científicos parecen haberle encontrado un lado positivo a la muy extendida práctica de morderse las uñas durante la infancia.
Y es que después de seguir a más de 1.000 neozelandeses durante varios años, encontraron que quienes lo hacen son menos propensos a sufrir alergias más adelante.
La razón, como explican en una artículo en la revista Pediatrics, está en la llamada “hipótesis de la higiene”, que sostiene que la exposición temprana a ciertos gérmenes ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
“Aunque no recomendamos alentar este tipo de hábitos, estos parecen tener un lado positivo”, dijo el profesor Malcolm Sears, de la McMaster University, en Canadá, uno de los investigadores.
Los científicos también encontraron que esa protección se mantenía hasta la edad adulta, aunque en este caso la evidencia fue menos clara.
“Nuestros hallazgos son consistentes con la teoría de higiene, según la cual la exposición temprana a la suciedad y los gérmenes reduce el riesgo de desarrollo de alergias”, resumieron en Pediatrics Sears y el profesor Bob Hancox, los directores de la investigación.
Otro estudio realizado en la Universidad del País Vasco, España, descubrió que comerse las uñas también tiene beneficios y no es tan malo como parece.
Los resultados han sugerido que algunos hábitos orales repetitivos, como morderse las uñas o masticar chicle, producen dopamina, una sustancia beneficiosa para el cerebro.
La dopamina está vinculada a la regulación de situaciones de estrés y angustia, por lo tanto comerse las uñas estaría cumpliendo exitosamente el rol de calmar esas situaciones, y quizá nos estaría ahorrando algún dinero en terapia.
Fuente:BBC
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