Con el respaldo de efectivos del Ejército, la Gendarmería Nacional y la Policía Estatal, alrededor de 400 civiles armados, de al menos 11 comunidades del sur de Chilapa, Guerrero, mantienen el control de la cabecera municipal. Buscan terminar con el crimen organizado del que han sido víctimas sus vecinos, declararon sus voceros.
Ayer por la tarde, renunció el Secretario de Seguridad Pública en el municipio Job Encarnación Cuenca. Esa era otra de sus peticiones.
“Pretendemos que el Alcalde [Francisco Javier García González] cambie al director, sabemos que están involucrados y coludidos, hay pruebas”, argumentaron.
Los civiles armados se presentan como policías comunitarias y conviven a pocos metros de los militares, los policías estatales y miembros de la Gendarmería. Patrullan las calles de la ciudad en camionetas particulares y en las dos de la Policía Municipal que el sábado se llevaron de la comandancia. Tienen cuatro retenes establecidos en las entradas de Chilapa.
También, dicen, realizan recorridos en taxis del servicio local que decomisaron a presuntos informantes del grupo delictivo que opera en la ciudad.
Ese municipio guerrerense ha sido disputado desde el año pasado con violencia extrema por Los Rojos y Los Ardillos, dos grupos del crimen organizado.
Desde el sábado por la tarde, 40 elementos de la Policía Preventiva municipal permanecen acuartelados, luego de que un comando irrumpió en la comandancia para desarmarlos y tomar dos de sus patrullas así como equipo tácito con el que recorren la ciudad.
Los civiles armados mantienen filtros de revisión en la glorieta Eucaria Apreza y en tres entradas a la ciudad: la que está en el arco de bienvenida, en el crucero que va a la comunidad de Atzacoaloya y la salida a la comunidad de Acatlán, a la altura del hotel California.
En la entrada a la ciudad, ayer por la mañana, junto al retén de los civiles armados, decenas de soldados del Ejército y policías federales vigilaban el área con las armas preparadas.
El dirigente de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), Bernardino Sánchez, denunció que Los Ardillos están usando a los vecinos de las comunidades rurales de Chilapa para cerrar el paso a policías y militares a la cabecera municipal, mientras buscan a sus rivales, Los Rojos.
Deslindó a la CRAC de esas acciones y precisó que la organización no tiene interés de entrar a la cabecera municipal “porque ahí no hay comunitarios, ni es parte del territorio de la CRAC”.
Con Información de Sin Embargo
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