Por: Fernando Ortiz C.
La primera semana del presidente norteamericano Donald Trump se ha llenado de polémicas por las decisiones tan viscerales y con falta de tacto diplomático que ha llevado a cabo en seis días. Acciones que van desde retirar la versión en español de la página oficial de la Casa Blanca hasta dar el sí para la construcción de un oleoducto en territorio sioux, o la más chocante para nosotros como mexicanos: el decreto para la construcción de un muro fronterizo con nuestro país.
Existen muchas líneas del porqué está actuando así; algunos evocan su falta de conocimiento político, otros su bravuconería; podrán ser varias suposiciones pero lo que queda claro es que sus acciones están repercutiendo directamente en la imagen de un presidente que no tiene el apoyo ni de sus ciudadanos ni de los actores políticos más relevantes.
Podemos reducir la falta de capacidad del presidente en temas políticos y económicos y por lo tanto decir que ésa es la razón de los desplantes y caprichos que ha revelado con sus labores en los últimos días.
Creo que la situación es más compleja de lo que parece y que no solo podríamos reducir la forma de actuar de Trump como la de un reyezuelo que lanza a diestra y siniestra las ideas más descabelladas, y todos a su alrededor solo miran despavoridos los resultados de ello.
Siendo Trump presidente de la nación más poderosa del mundo, con los capitales más importantes del planeta y con una élite de poder consolidada no podemos esperar que la Casa Blanca y sus decisiones estén alejadas de dichos grupos e intereses.
Creo yo que Donald Trump sabe lo que tiene y de lo que carece. Desde que comenzó su carrera por la presidencia nunca tuvo apoyo de la prensa, siempre fue tachado de misógino, dos elementos que golpearon su candidatura pero que no lograron derribarla.
Parece que Trump está moviendo sus cartas al puro estilo del famoso juego de cartas Texas Holdem. Sabedor de sus carencias intelectuales y de negociación sabe que sus cartas fuertes son: el respaldo de la comunidad blanca de clase media baja y baja; su relación con Vladimir Putin, carta que tiene que saber usar muy bien, y sus conocimientos financieros en el ramo inmobiliario. Con estas tres cartas Donald Trump tiene que jugar la presidencia y su gestión como mandatario estadounidense, dependiendo totalmente de como articula dichas ventajas.
Ahora, Trump no sabe con quién cuenta dentro de su partido, no conoce a fondo que grupos están a su favor y cuáles podrían ser el lastre que lo haga sucumbir dentro del Congreso. Es por ello que sus decretos en estos primeros días parecen dirigidos sin un rumbo aparente, atacando hacia todos los ámbitos con el fin de apuntalar y reforzar los grupos que los respaldan. Sabe que votaron por él por el hecho de no ser político, y antes que los medios y la sociedad se vuelquen en su contra comienza a cumplir sus promesas de campaña, como contrapeso al vendaval de críticas que recibe con cada uno de sus movimientos.
El TCLAN fue otro movimiento, algo desproporcionado y sin mucha estrategia pero que le da la pauta para calcular tanto la posición de México como la de Canadá frente a sus propuestas. También fue una forma de valorar y saber cómo jugará nuestro país. Pudo sorprender la actitud del presidente Peña Nieto, frente a los dimes y diretes, escritos y mensajes que el magnate inmobiliario, ahora convertido en presidente, lanzó respecto a la visita que se tenía programada entre los mandatarios de los EE.UU y México.
Trump sabe que está solo, que pocos creen en su propuesta, pero sabe que el mundo inmobiliario y empresarial de ciertos ramos lo respaldan, siendo este respaldo algo endeble que ante una mala táctica o un movimiento irracional puede destruir dicha alianza y repercutir en su mandato presidencial.
Con esto quiero decir que prácticamente la táctica de Trump es blofear, término utilizado en el juego de cartas cuando un jugador “alardea” con el hecho de impresionar a los demás; Trump está dejando que los demás muestren sus cartas, mientras él decide con cuál jugar y cómo mover el tablero político que tiene en sus manos.
Su táctica aparenta que será, cumplir con las principales propuestas de su campaña para tener un parámetro del costo político que pueden tener y al mismo tiempo valorando qué tan descabelladas fueron; de esta forma la población y votantes que siguen a Trump podrán quedar satisfechos que se están cumpliendo las propuestas que durante su campaña presentaba.
Ahora el panorama también se llena de incertidumbre ¿ahora qué hará este tipo? Y eso juega un papel importante dentro del juego político, la incertidumbre mueve mercados y marca pautas económicas con lo cual Trump prácticamente ha construido su fortuna, por lo cual ahora lleva al terreno presidencial dicha carta para trabajar con ella.
Las próximas semanas esta estrategia a mi parecer seguirá para tener un poco de control en su gobierno; el presidente Trump sabe que su mandato está construido sobre arena.
Los conflictos en Medio Oriente, la migración de esos países a la par de una posible alianza con Rusia, tiene que ser cautelosa y bien planeada, pues prácticamente ese el bastión político que sostiene la débil y poco carismática posición de poder de Donald Trump.
Esperemos unas semanas para observar el acontecer tano interno como externo de los EE.UU, un país que aún no sabe cómo dejó el país Obama y en qué país lo quiere transformar Trump.
Donald Trump, piensa bien que cartas utilizarás, cuando alardear de tu poder porque en cualquier momento la frase que te hizo famosa puede caer sobre ti: Donald Trump piensa y actúa como presidente porque puedes ¡Estar despedido!
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