Usuarios de redes exigían que no se le aplicará la pena de muerte
Jia Jinglong, un hombre de 30 años que movilizó a los usuarios de redes chinas para expresarse en contra de la pena de muerte en ese país, fue ejecutado por el gobierno de su país.
El caso de Jinglong tuvo mucha repercusión entre los ciudadanos de su país. Tenía novia y planeaba casarse con ella en breve, pero el ayuntamiento de su aldea, Beigaoying, lo dejó sin casa.
Las autoridades locales ordenaron la expropiación de los terrenos donde se encontraba su casa y la demolición de la vivienda. Aunque Jinglong emprendió una batalla legal para defender su patrimonio, fue en vano. Al final se quedó sin hogar y sin novia.
Debido a la impotencia que le provocó esta injusticia, decidió tomar justicia por sus propias manos, por lo que modificó una pistola de clavos y con ella mató al alcalde de su región, He Jianhua.
Jinglong se entregó por su cuenta a las autoridades y fue condenado a la pena de muerte. Sin embargo, su casó generó un intenso debate entre los usuarios de redes sociales en China, ya que él, como muchas otras personas, había sido víctima de expropiaciones injustas, de las cuales el gobierno le daba compensaciones inadecuadas y los recursos legales para defenderse no funcionaban como debía.
En un último esfuerzo para evitar que Jinglong fuera ejecutado, una docena de expertos redactó una carta para el presidente del Supremo, Zhou Qiang, con el objetivo de que se condonara o se le redujera la pena.
“Creemos que la revisión del caso en el Supremo no ha cumplido los estándares necesarios para aplicar la pena de muerte de acuerdo a lo previsto en el Derecho chino, y que el proceso de revisión no protegió lo suficiente el derecho de apelación del defendido y sus abogados”, decía la carta, la cual fue mandada hora antes de la ejecución.
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