La plataforma Douyin eliminó más de 30 mil capítulos
La caricatura fue condenada por su contenido con comportamiento erótico, exhibiciones de armas de fuego y predicaciones de culto
En China fue censurada la famosa caricatura “Peppa Pig” por ser considerada subversiva y una “adicción” para el público infantil.
Una publicación hecha por el medio local Global Times señala que más de 30 mil capítulos de esta serie fueron eliminados de Douyin, una famosa plataforma de intercambio de videos.
La famosa caricatura de la cerdita color rosa fue censurada por su contenido con comportamiento erótico, exhibiciones de armas de fuego, predicaciones de culto y otros contenidos controversiales.
Al intenta buscar los episodios, los usuarios se dieron cuenta que el hashtag #PeppaPig ya no les arrojaba resultados, por lo que comenzaron a escribir hashtags relacionados como #Piggypiggy o #Peppapeppa.
Un niño sufre grave quemaduras tras usar un bloqueador solar de “Peppa”
Algunos padres de familia defienden la caricatura porque consideran que deja una buena enseñanza a los niños, pero otros consideran que causa efectos negativos en los niños y que las tiernas situaciones que presenta en realidad son historias complejas para adultos.
Este no es la única controversia que rodea a la popular cerdita rosa. Hace unos meses la revista británica British Journal of Medicine publicó un artículo en el que afirmaba que el dibujo animado distorsiona el uso de la atención médica primaria.
Según el diario Excélsior, en dicha nota se puede leer la crítica hacia el personaje Doctor Brown Bear, el cual ante cada mínima duda interviene para ayudar a sus pacientes, algo que “no puede ocurrir en la vida real”, concluye el medio.
“No hay que pensar que los médicos pueden comportarse como el Doctor Brown Bear, que acude a domicilio a cada tos de la cerdita y prescribe medicamentos superfluos. Mirar Peppa Pig y su descripción de la medicina generalista aumenta el nivel de exigencia de los pacientes y fomenta el uso abusivo de los servicios sanitarios”, declaró la doctora Catherine Bell, médica general de Sheffield, autora de dicho artículo.
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