Para su distracción, por festejo y aun en el duelo, durante su mandato Felipe Calderón hizo que la Secretaría de Marina (Semar) pusiera ocho veleros, con tripulación permanente, a su disposición. Como no le gustaba ver armas y escoltas, sólo para su custodia se movilizaban 300 efectivos de las Fuerzas Armadas quienes desde yates –como el decomisado Dream Seeker– y a bordo de veleros pequeños vigilaron muchas veces la afición presidencial.
Militarismo y tradición michoacana, características del sexenio, dieron nombre a las embarcaciones: El Generalísimo, El Centauro, El Trigarante, El Insurgente, Tahuamari, Tarhitsi, Pirekua y su consentido: El Caudillo.
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