El ingreso promedio de la población ocupada en la economía mexicana tuvo una caída de alrededor de 6.6 por ciento en los primeros dos años de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, según un gráfico del costo unitario de la mano de obra elaborado por el Banco de México (BdeM).
Esa reducción es más profunda que la de 3 por ciento observada en el mismo periodo de la anterior administración gubernamental, y representa prácticamente la mitad de la pérdida salarial de los trabajadores durante todo el sexenio pasado, la cual fue de 12.6 por ciento.
En contrapartida, el índice global de productividad laboral de la economía del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) presentó un aumento de uno por ciento en el bienio 2013-2014, lo que significa que en los últimos dos años los trabajadores han producido más a cambio de un menor salario.
La afectación al ingreso real de los trabajadores, apuntan los expertos del Banco de México, se ha dado en el contexto de las importantes reducciones que registraron las tasas de desocupación nacional y urbana en los últimos meses de 2014.
Esto sugiere, acotan, que las condiciones de holgura que han caracterizado al mercado de trabajo disminuyeron en los últimos meses del año pasado; mientras la caída del ingreso promedio de los trabajadores se ha dado a pesar de que la tasa de crecimiento anual del salario base de cotización del Seguro Social presentó incrementos durante la segunda mitad de 2014.
La caída en los ingresos de los trabajadores fue un factor que redujo, por el lado de la demanda interna, la presión sobre los precios al consumidor en el mercado interno. El reporte del banco central señala que la información más oportuna sugiere en el cuarto trimestre la actividad económica en México mantuvo la moderada recuperación que ha venido presentando desde el segundo trimestre de 2014 y precisa que ese comportamiento provino del dinamismo del sector externo.
En cuanto a la demanda interna, apunta que los indicadores del consumo privado, es decir, de los hogares, siguieron sin presentar señales claras de mejoría, y los que se refieren al gasto de las empresas en bienes de capital, nacionales e importados, apuntan a que esta continuó mostrando cierta reactivación en el último trimestre de 2014.
En el financiamiento al consumo de las familias también se presentó una moderación en el ritmo de expansión durante los últimos tres meses del año pasado. Esto obedeció, señala, a un menor dinamismo del financiamiento a las empresas y a los hogares, particularmente en el segmento de tarjetas de crédito.
El más reciente reporte del Banco de México indicó que el saldo del crédito al consumo en diciembre del año pasado aumentó 1.7 por ciento en términos reales, cuando en el mismo mes de 2013 crecía a una tasa anual de 6.7 por ciento. Mientras el financiamiento bancario a las empresas redujo su tasa de elevación al año de 4.9 por ciento en 2013 a 3.2 por ciento en 2014.
Nota de La Jornada.
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