Los hechos se dieron en el Hospital General de Cuetzalan
6 médicos residentes omitieron análisis básicos antes y después del parto
Después de dos años de que murió una recién nacida en Puebla, la Comisión Nacional de Derechos Humanos concluyó que la muerte se debió a la negligencia de seis médicos durante los momentos previos y posteriores al parto.
El 19 de agosto de 2014, Estefany, una joven indígena de 21 años de edad acudió al médico en su comunidad: Xiloxochico, en donde el médico local notó que tenía una salida de líquido transvaginal, indicio de una ruptura prematura de membrana, por lo que fue enviada al Hospital General de Cuetzalan, para recibir atención especializada.
Cuando la joven llego al Hospital General, el primer médico que la atendió concluyó que “no tenía suficiente dilatación y no se le habían roto las membranas”. Pero, una vez que analizó el expediente, la CNDH determinó que el médico no llevó a cabo los procedimientos necesarios para diagnosticar o descartar un rompimiento de membranas.
En vez de eso, el médico le dijo a Estefany que fuera a una clínica particular para que le aplicaran los procedimientos requeridos.
Por ello, la mujer acudió a una clínica privada y, con su dinero, pagó los análisis que en el Hospital General no le practicaron. En dicha clínica se concluyó que el embarazo de Estafany era normal, sin ninguna anomalía.
Ante esto, la joven regresó al hospital público de Cuetzalan, donde un segundo médico le aseguró que todo estaba normal y “que se fuera a su casa porque todavía le faltaban 10 días” para el parto.
Sin embargo, los médicos de la CNDH informaron que el segundo doctor tenía que realizar tres procedimientos para saber si había rompimiento de membranas, pero “de manera inadecuada la dio de alta, pondiendo en riesgo al binomio materno-fetal”.
El organismo detalló que, por su condición, Estefany debió permanecer hospitalizada, en total reposo y en permanente observación. Pero, el médico le dijo a la joven que se fuera a su casa.
La mujer regresó a su vivienda, pero seguía con dolores abdominales, por lo que volvió al área de Urgencias del Hospital de Cuetzalan pocas horas después, a la 4 de la madrugada del 20 de agosto.
Esta vez, Estefany fue revisada por un tercer médico, quien le dijo que ya estaba en labor de parto, pero que tenía que irse y regresar 10 horas después.
Pese a esto, al igual que los otros médicos, este tercer especialista del Hospital General de Cuetzalan no registró la presencia del líquido transvaginal que presentaba la joven “tampoco agotó los medios para confirmar o descartar la ruptura de membranas”, concluyó la CNDH, por lo que el médico arriesgó la vida de la madre y de la bebé.
La joven indígena soportó dolores abdominales una hora más, y no fue sino hasta las 3 de la tarde que fue atendida, cuando ya habían pasado 24 horas desde la primera vez que se presentó con su malestar. Ahora un cuarto médico ordenó que la mujer fuera internada.
Para entonces, Estefany tenía más de 18 horas en labores de parto, lo cual fue indicativo de sufrimiento fetal, informó la CNDH.
El cuarto médico detectó distintos factores de riesgo para la vida de la madre y de su hijo, pero al ser entrevistado por Derechos Humanos reconoció no haber escrito dichos factores en el expediente médico.
Además, este especialista no llevó a cabo un paso fundamental: la redacción del expediente conocido como el partograma, en el cual se establece todo lo que necesita la madre y el bebé para su adecuada atención.
Esta omisión ocasionó “una inadecuada vigilancia del binomio materno-fetal, situación que derivó en la falta de detección temprana de complicaciones, tales como sufrimiento fetal o alteraciones en la evolución del trabajo de parto”, detalló la CNDH.
Cuando estaba en el quirófano, un quinto doctor llevó a cabo la labor de parto, pero Estefany no pudo ver a su hija, sólo escuchó un llanto suave y fue informada que la bebé sería trasladada con el pediatra.
Cuando fue interrogado por las autoridades el quinto médico reconoció que no es ginecobstetra, sino sólo cirujano general por lo que detectó complicaciones médicas, por lo cual pidió que la madre en labores fuera conducida al área de ginecología.
Pero como no había personal, él quinto médico rompió la membrana y llevo a cabo el parto natural.
Un día después, el 21 de agosto, Estefany fue informada que su bebé había muerto poco después de nacer, por “paro cardiaco”, luego de presentar varios cuadros de asfixia.
La bebé fue atendida por un sexto médico, quien no realizó los estudios suficientes, cuando aún estaba viva, para conocer los motivos de los cuadros de asfixia, por lo que la recién nacida falleció.
Finalmente, la CNDH también concluyó que estos eran “médicos residentes” (todavía en fase formativa), y que no recibieron la supervisión de médicos titulares.
Fuente: Animal Político
Sé parte de la conversación