No cabe duda que México es un país de bellas tradiciones folklóricas y algunas pésimas costumbres.
El próximo verano hay elecciones federales en nuestro país y como es una tradición en época de elecciones, aparece la plaga de chapulines partidistas en busca del hueso, por lo cuál, se aplican métodos modernizadores a la tradicional compra-venta de votos.
Televisores gratuitos para fomentar la democracia.
Previo a los comicios, se tiene la tradición de infestar las calles, TV, periódicos e Internet de basura propagandística, con peinados relamidos, esponjadas melenas, sonrisas “photoshopeadas” y un parloteo constante de promesas políticas en los distintos medios de comunicación.
Lejos estamos de sistemas electorales como el de Venezuela, reconocido mundialmente como efectivo y que aunque es un país contrapunteado socialmente al nuestro (influenciado en gran parte los spots panistas del 2006), presume tener uno de los mejores métodos para ejercer el sufragio, dejando abierto el debate acerca de la reelección y del proceso Chavista para otra ocasión.
Seguramente los personajes que contienden por ejercer puestos gubernamentales en distintas partes del país, prometen honestidad y resultados, algo tradicionalmente no-creíble para los mexicanos y da la impresión que la única oposición política son las protestas permanentes, que pretenden romper tal tradición al punto de evitar que se lleven a cabo las elecciones en algunos estados de la República.
El caso de Guadalajara en particular, presenta como candidato independiente a la alcaldía de la ciudad a Lagrimita, un payaso famoso, exitoso en televisión y querido por mucha gente.
Mucha de esa, a la que le regalaron una tele.
Recordemos que la función de la Televisión en México es oprimir al Pueblo, económicamente, culturalmente y políticamente, pero lo que sí hay que reconocerle a Guillermo Cienfuegos “Lagrimita” es que a diferencia de los otros payasos, este si se maquilla como tal.
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