Este hallazgo es importante porque corrobora la teoría evolutiva de los sistemas binarios interactivos
Derivado de esta observación también se pudo aislar por primera vez la luz de la enana marrón, lo cual permitió medir la temperatura de su atmósfera, y se logró medir directamente su masa.
Un grupo de científicos de diversos países, en el cual participó el astrofísico mexicano Juan Venancio Hernández Santisteban, pudo observar por primera vez cómo una enana blanca “devoró” una enana marrón.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, informó el astrónomo mexicano que este hallazgo es importante porque corrobora la teoría evolutiva de los sistemas binarios interactivos que señala que las enanas blancas pueden tener como compañera una enana marrón.
“La enana marrón es muy diferente a una enana blanca, tanto en estructura como en su historia. Las enanas blancas son el producto final de la evolución de una estrella similar a nuestro Sol. Sin embargo, las enanas marrones son objetos que, desde su inicio, nunca tuvieron suficiente material para producir fusiones nucleares. Se les conoce también como estrellas fallidas.”
Destacó que hasta hace poco no existía una detección directa de estos sistemas, de tal suerte que la observación que hicieron confirma que los sistemas sobreviven a la transformación de una estrella a una enana marrón.
Hernández Santisteban, quien con una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) realiza un doctorado en la Universidad de Southampton, en Reino Unido, destacó que confirmar esta etapa en la teoría evolutiva de estos sistemas binarios es importante porque alrededor de 70 por ciento de todos estos objetos en la galaxia deberían albergar una enana marrón. Sin embargo, no se había detectado ningún sistema directamente.
“Yo fui el investigador principal y empecé a trabajar con los datos cuando inicié mi doctorado en el 2012. Me tomó cerca de un año y medio preparar todo el material que fue publicado.”
Derivado de esta observación también se pudo aislar por primera vez la luz de la enana marrón, lo cual permitió medir la temperatura de su atmósfera, y se logró medir directamente su masa.
Los resultados de esta investigación ya fueron publicados en la prestigiosa revista científica Nature, bajo el título “An irradiated brown-dwarf companion to an accreting white dwarf”.
Fuente:CONACYT
Sé parte de la conversación