Por Pablo Montaño
No mucho ha cambiado desde que dediqué este espacio a hablar de la funesta victoria de Donald Trump. Hoy vemos la materialización de sus promesas en la forma de órdenes ejecutivas que disipan las optimistas predicciones de un Trump moderado. Punto por punto, su batería de amenazas distópicas se cristalizan en cuestión de días. El recuento de ellas y su invasión en las redes sociales resulta demoledor. Por salud mental, propongo paliativos al torrente de deprimentes noticias.
“Resist” (Resiste), se leía en la gigantesca pancarta desplegada por Greenpeace desde una grúa y por encima de la Casa Blanca. Sencillo, poderoso y certero el llamado de la organización ambientalista. ¿Qué hacer cuando las decisiones no están en nuestras manos? ¿Cómo lidiar con la impotencia de ver nuestro futuro y el de nuestras hijas e hijos amenazado por la voracidad, el odio y el cinismo? Resistir. Resistencia es seguir creyendo que otro mundo es posible, uno de esos donde caben otros tipos de mundo. A lo largo de nuestra vida nos ensenan a construir, a ceder, a criticar, y a muchas otras formas de interacción, pero la resistencia es una práctica que aprender de aquellos que la viven desde hace muchos años.
En el discurso cotidiano de los zapatistas resalta constantemente que se asumen como pueblo en resistencia. Entendiendo que el tablero no les favorece, las reglas las dictan otros y a ellos les toca resistirlas, rebelarse y no someterse. Como país, empezamos a entender que si nos sentamos a jugar con el tablero y las reglas de nuestro vecino, no habrá forma de ganarle. Y no es descabellado concluir que siempre hemos estado en esta desventaja, las reglas económicas globales y la relación con EEUU difícilmente estaban a nuestro favor, la diferencia es que ahora estarán explícitamente en nuestra contra y a la contraparte no le preocupa disimular esta realidad.
Para resistir hace falta mucha creatividad y mucha dignidad. Nos corresponde exigir un gobierno con estas características, nada menos merecemos y si no es en estas condiciones, el gobierno de Peña no merece nuestro respaldo ni respeto. Quizá sea pedirle peras al olmo, pues si no las da, ya es hora de deshacernos de este pinche olmo.
@Pabloricardo2
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