La menor era explotada por un grupo de mafiosos en Filipinas
Bacólod, en Filipinas, conocida como “La Ciudad de las Sonrisas”, era el hogar de una pequeña de nombre Anabelle quién con apenas 2 años de edad fue vendida por madre por 100 dólares a un grupo de traficantes.
Desde entonces la pequeña fue víctima de maltrato y era obligada a pedir limosna en las calles. La rutina comenzaba cuando la despertaban por la mañana muy temprano, le pegaban con palos en la cabeza para que llorara y luego la llevaban a alguna esquina concurrida para que sus ojos hinchados en lágrimas conmovieran a los transeúntes.
Para los traficantes se trata de una formula sencilla: mientras más lástima generaba en la gente, mayor era el dinero que podían recaudar.
Además, Anabelle sufría del Síndrome de Crouzon, una rara enfermedad genética también llamada disostosis craneofacial congénita, que se caracteriza por malformaciones del cráneo -lo que limitaba el desarrollo del cerebro- y de la cara. Además, debido a la presión que ejercía el cerebro, sus ojos salían para afuera y no se cerraban siquiera al momento de dormir, por lo que sufría de manera permanente dolores de cabeza y de ojos.
Estas características físicas hacían de Anabelle una de las preferidas del sindicato criminal que se aprovechaba de ella. Siempre estaba acompañada por una mujer que fingía ser su “madre” para engañar a la gente. Ella también había sido quemada varias veces por los mismos explotadores para generar empatía a los transeúntes. Ambas reunían grandes cantidades de dinero.
De acuerdo con Infobae, los traficante tenían todo un protocolo de seguridad para evitar que la policía pudiera rastrear a las víctimas: las movían de una ciudad a otra de manera constante y nunca repetían calles.
Sin embargo, Anabelle fue rescatada en el año 2016 por la Kalipay Negrense Foundation, una organización que alberga a más de 200 niños rescatados de las mafias.
Gonzalo Erize, un joven argentino que se dedica a recorrer el mundo rescatando personas que están en una situación de extrema vulnerabilidad, fue contactado por Anna Balcells, fundadora de la organización, para salvar la vida de Annabelle que para entonces ya tenía 5 años.
Fue entonces que Erize voló hasta la capital, Manila, para realizar los estudios correspondientes, donde pediatras, odontólogos y neurólogos determinaron que la menor debía ser operada con urgencia.
Anabelle debía llevar adelante un tratamiento dental, ya que su dentadura se encontraba completamente infectada y, además, tenía que subir 3 kilos de peso para entrar al quirófano, por lo que Erize se mantuvo pendiente del proceso.
“Lo único que quería era regalarle a aquella niña a la cual le habían robado su felicidad la posibilidad de reír otra vez”, escribió para infobae.
Tras un largo proceso, Anabelle salió con éxito de la cirugía craneal, dando lugar a que su cerebro pueda crecer. Se curó completamente y hoy conoce el significado de disfrutar, de divertirse. De vivir.
Corre, juega y comenzó el colegio. Además, ayuda en todos los quehaceres de la fundación, no sufre más de dolores y, por primera vez, comprende lo que significa pensar a futuro.
La historia de Anabelle es la de cientos de miles en el mundo que son explotados, abusados y entienden la vida como una cárcel en sí misma. Por ello, Erize dedica su vida y la de su la organización “Saun Life”, al rescate de personas vulnerables.
“Ella tuvo una segunda oportunidad y todavía nos seguimos preguntando qué es lo que podemos hacer. Ya es momento de pasar a la acción. Hay muchas personas esperándonos. Hay muchas personas que quieren volver a reír” aseguró.
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