Por fin México fue noticia mundial y no precisamente por logros, buenas acciones o avances en el país, sino por todo lo contrario. La violencia de las últimas semanas dentro de territorio nacional, rompió en gran parte el cerco informativo impuesto por el Peñanietismo y desembocó en que el mundo hoy conoce algo de los estudiantes asesinados.
La sociedad en distintas partes del país y fuera de él, ha mostrado una respuesta moral y solidaridad esperanzadora ya que se logro posicionar una consigna común: la aparición con vida de los normalistas. Los estudiantes, maestros y sociedad civil han sembrado en la masacre de Atyozinapa la inconformidad colectiva que a su vez exige madurar la organización de las acciones.
El empuje de inconformidad ha encontrado eco en voces fuera del país a tal grado que Ayotzinapa llegó a ser tema dentro del Parlamento Europeo,que siendo justos, tampoco son quienes nos van sacar del desastre que se vive en nuestro país ya sea por sus intereses político-económicos con México o porque simplemente es a nosotros a quien nos corresponde hacernos cargo de la situación.
Es inútil señalar que el Estado Mexicano está infestado de criminales pero es algo prohibido de olvidar. Las instituciones encargadas de brindar seguridad no sirven, la economía es un desastre, la educación apesta y el futuro pinta peor que el presente.
El gigante dormido parece despertar. El guión ya se ha visto antes, pero sería una irresponsabilidad histórica, dar por hecho que nada puede cambiar sin ni siquiera intentar
“Tienen la fuerza, podrán avasallar, pero no se detienen los procesos sociales, ni con la fuerza, ni con el crimen…”
Salvador Allende
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
POR: Manuel Tenedor
@ManuelTenedor
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