Por Alejandro Páez Varela
Se trata de un documento revelador. Lo ampara el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y soporta, detrás, cinco amparos directos de individuos, organizaciones e incluso empresas que demandan que la verdad sea divulgada. Habla de millones de mexicanos estafados. Así es: estafados por gobiernos deshonestos que recurrieron a “ingenierías financieras”, el eufemismo con el que se disfraza uno de los mayores fraudes en la historia moderna de México.
Los ciudadanos deberíamos estar muy asustados-encabronados: se empeñó el futuro de todos nosotros sin autorización de nadie, generando una bomba que estallará tarde y temprano.
Los autores del documento que cito son Enrique Cárdenas Sánchez, director ejecutivo del CEEY, y Enrique Díaz-Infante Chapa, director del Programa de Sector Financiero y Seguridad Social. Involucra a Pedro Aspe Armella, ex Secretario de Hacienda con Carlos Salinas de Gortari, pero también a Luis Videgaray Caso y a otros alumnos de esta dupla que trabajan hoy en el Gobierno federal y que, sin que la Secretaría de la Función Pública les pida una explicación, fueron parte de Protego –que se transformó en Evercore–, empresa que ha ganado millones de dólares ayudando a gobernadores a ocultar sus deudas.
No espere usted que la llamada “oposición” en el Congreso federal o en los congresos locales exija una explicación. ¿Por qué? Porque los gobernadores que más han recurrido a fideicomisos y otras trampas para endeudar a sus ciudadanos son, justamente, los de “partidos de oposición”. Y lo entrecomillo, porque son “oposición” cuando les conviene: diputados federales y locales o senadores no hablarán de esto porque gobernadores de sus partidos están hasta el copete, involucrados. Nos jodieron y nos siguen jodiendo a todos entre todos, en pocas palabras. Nos jodieron en nuestras narices.
Difícilmente leerá de esto en la llamada “prensa tradicional”. ¿Por qué? Porque se trata de gobierno sumamente generosos en publicidad. Como sucedió con Javier Duarte de Ochoa: años de asesinatos de periodistas, años de desapariciones y homicidios, años de escándalos financieros no llegaron a las portadas de la mayoría de los diarios porque, ahora sabemos, el señor Gobernador de Veracruz repartía una generosa bolsa de ayudas a los medios de comunicación nacionales y locales. Lo mismo pasa ahora con la deuda escondida: involucra a gobiernos (del PRI, del PAN y del PRD) que son generosos con las cuotas.
Si las organizaciones civiles y los individuos no pelean por transparentar el fraude, nos comeremos la torta amarga de miles de millones de pesos que involucra a una buena parte de la clase política mexicana.
Y saldrá en la “prensa tradicional” después, como con Duarte, cuando no fluya el dinero a raudales de estos gobernadores.
Ya lo verá.
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La periodista Sandra Rodríguez Nieto, quien ha dado seguimiento a Protego-Evercore y es, quizás, una de las primeras en hincarle el diente a este nuevo tipo de deuda oculta, contó la semana pasada que de la firma de Aspe Armella salieron al gobierno de Enrique Peña Nieto figuras de alto nivel (además de Videgaray Caso). Uno es Fernando Aportela Rodríguez, ex subsecretario de la SHCP. La otra es Marcela Andrade Martínez, jefa de la Unidad de Coordinación con las Entidades Federativas; sigue allí, aunque es un claro caso de conflicto de interés: por ella debe pasar el endeudamiento de los estados.
Yo sé que es un tema duro. Pero hay que tratar de entenderlo. Doy un ejemplo “grueso” del problema, tomando datos del CEEY:
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reporta que el endeudamiento estatal registrado ante la SHCP es de 529,719 millones al primer semestre de 2016. Un año antes, era de 511,719.1 millones. Creció 3.5 por ciento.
Peeero, “si agregamos a estos datos los ‘otros pasivos’ [deuda] reportados por primera vez por la ASF, la cifra es muy distinta. Los pasivos totales de los estados aumentan más de 50 mil millones de pesos, de 536,249 millones a 586,733 millones de pesos en diciembre de 2015”.
Nada menos que un aumento de 9.4 por ciento por la deuda escondida, que “varios estados no habían reportado”.
Peeero –no queda allí, hay más–, resulta que en la deuda de los estados, aun con esos “otros pasivos”, no figuran los “correspondientes a los contenidos en fideicomisos ‘privados’ en los estados, cuyo pago está garantizado por impuestos locales”.
Y aquí está el gran fraude.
“Hay pasivos que comprometen ingresos futuros [de los estados] por más de veinte años y que no sabemos a ciencia cierta a cuánto ascienden en total. Por tanto, el endeudamiento estatal es mucho mayor aún”.
Así lo dice el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Pónganse a temblar.
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Tres párrafos textuales del CEEY, resumidos, con ganas de que siga leyendo:
• “El caso más grave es Puebla [PAN]: el gobierno estatal reportó a la SHCP (y a la sociedad en general en el último informe del gobernador Rafael Moreno Valle, Eje 3, p.353) una deuda de 8,609 millones de pesos al 31 de diciembre de 2015, mientras que el total de pasivos en realidad es de 24,655 millones de pesos”.
• “El segundo caso más grave es el de Tabasco [PRD]. Su deuda ante la SHCP es de 4,344 millones de pesos, pero sus pasivos totales alcanzan los 10,790 millones de pesos”.
• “El tercer caso grave es Michoacán [PRD]: la deuda ante la SHCP es de 17,473 millones, pero el total de pasivos llega a 31,414 millones de pesos.
Luego, el CEEY pone en orden los otros casos graves:
4. Hidalgo, PRI.
5. Morelos, PRD.
6. Oaxaca, PRI.
7. Zacatecas, PRI.
8. Yucatán, PRI.
9. Nayarit, PRI.
10. Durango, PAN.
11. Tamaulipas, PAN.
En algunos estados, se trata de gobiernos entrantes que reciben las arcas saqueadas. No es su culpa, pues. Es el caso de Zacatecas, Durango, Tamaulipas. Pero en otros casos, al menos en los tres primeros más graves, sí son gobernadores que llevan tiempo. Son culpables de la deuda oculta o son co-culpables, porque ninguno de ellos ha dicho nada.
No me quiero extender. Digo esto: hay poca esperanza de que el Gobierno federal, el PAN, el PRI o el PRD digan algo de las deudas ocultas. ¿Por qué?, pregunto otra vez: porque todos están involucrados.
Agárrese.
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Hay mucho qué decir sobre el tema y hay más por ver en el futuro. En el mejor de los escenarios, los ciudadanos simplemente tendrán que pagar por una deuda que no fue consultada y que se ocultó por medio de mecanismos extra legales financieros.
En el peor de los casos, estallará la bomba en los siguientes años o meses. Los analistas dicen que enfrentaremos una gran sacudida financiera debido a amenazas externas, como Donald Trump. Y la deuda será el ancla que nos lleve al fondo del pantano.
No se haga ilusiones porque usted no vive en Puebla, en Tabasco, en Michoacán, en Hidalgo o en Morelos. Usted paga porque paga, porque los rescates son federales y las arcas federales las alimentamos todos, entre ellos usted.
Los mexicanos estamos hartos de engaños. Pero cuando nos dicen que movamos un dedo contra los engaños, nos hacemos guajes, o chiquitos. Al menos manténgase enterado de esta enorme tomadura de pelo.
Entienda por favor que nadie dirá una palabra (ni PAN, ni PRI, ni PRD, ni los congresos, ni los partidos, ni en Gobierno federal, ni la “prensa tradicional”) durante un buen rato, porque todos se beneficiaron ocultándole a usted, que es el que se jode el lomo, que ya estamos endeudados a niveles que dan pavor.
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