El regiomontano aseguró que no cambiará por nada este viaje
Luis está en el hospital y confía en que la suerte lo ponga de nuevo presenciando el partido del Tri
Luis Enrique Jiménez, un aficionado mexicano que viajó al Mundial de futbol de Rusia 2018, relató que se encuentra viviendo una pesadilla.
El connacional, originario de Nuevo León, fue operado de emergencia para extirparle la vesícula biliar, por lo que guarda impaciente que los médicos del Hospital NII Skoroy Pomoshchi le den su alta médica para poder volar este mismo martes por la noche a Ekaterimburgo y apoyar al Tri.
Pero el viaje de Luis Enrique ha sido toda una aventura, ya que en el corto tiempo que lleva el torneo futbolístico ya perdió dos vuelos de avión y durante un viaje de autobús rumbo Rostov del Don sufrió un accidente.
Sin embargo, con todo y que pasó la noche sólo en el hospital, a donde llegó en ambulancia, el regiomontano aseguró que no cambiará por nada este viaje.
Expresó que ha experimentado sensaciones únicas adentro del Estadio Luzhniki, cuando México venció 1-0 a Alemania, y apenas el fin de semana en la Rostov Arena cuando el Tricolor derrotó 2-1 a Corea del Sur.
“Espero que me den de alta hoy. Los del tour con los que vengo salen a las 11 de la noche, así que espero que me dejen viajar para estar en el juego”, dijo Luis en entrevista para el diario Reforma.
“Al llegar a Moscú de Rostov me comenzó a doler el estómago y pues tuve que marcar a un número de emergencia, vinieron y me dijeron que tenían que llevarme al hospital, y ya acá me dijeron que tenían que operarme, que en menos de 12 horas lo tenía qué hacer sino podía morir”.
La cirugía fue lo último que le pasó a Luis Enrique, quien en Monterrey tiene una empresa de automatización, pues cuando ya tenía el boleto para la inauguración del Mundial casi no llega porque perdió el vuelo, pero encontró la forma de trasladarse a Moscú para ver el Rusia ante Arabia Saudí.
El segundo y tercer escenario de pesadilla se dio previo al viaje a Rostov, ya que un accidente de carretera le impidió al grupo tomar el vuelo de avión.
Llegaron tarde y tuvieron que armar un plan B: alquilar un autobús entre casi 20 personas con un costo superior a los 65 mil pesos entre todos.
“Sabía que sería una aventura este viaje. Ando solo, pero vengo en un tour de varias personas. Pagamos un tour bastante caro, pero jamás me imaginé que pasaran tantas cosas”.
Ahora, Luis está en el hospital y confía en que la suerte lo ponga de nuevo viendo a la selección mexicana.
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