En dichas fosas han localizado dos mil 14 cuerpos
Estados como Guerrero, Jalisco, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas concentraron una de cada tres fosas clandestinas reportadas en el país
Tan sólo entre 2007 y 2016, en México se han localizado mil 75 fosas clandestinas con dos mil 14 cuerpos solamente en 19 estados, dio a conocer un informe de la Universidad Iberoamericana (UIA) de la Ciudad de México y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos (CMDPDH).
Este documento fue elaborado gracias a las cifras publicadas de manera oficial por 12 entidades del país, además de autoridades federales e informes de instancias de los derechos humanos y diferentes notas periodísticas.
El reporte de fosas clandestinas llamado “Violencia y Terror, hallazgos sobre fosas clandestinas en México” indicó que estados como Guerrero, Jalisco, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas concentraron una de cada tres fosas clandestinas reportadas en el país.
En contraste, Baja California Sur, Hidalgo, San Luis Potosí y Tabasco son los lugares que registran menos fosas, ya que existe una en cada entidad.
Durante estos nueve años no se reportaron fosas clandestinas en los estados de: Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tlaxcala y Yucatán.
Al presentar los resultados de dicho estudio, el rector de la Universidad Iberoamericana, David Fernández Dávalos, aclaró que ello no significa “que no haya fosas clandestinas en esos estados, sino que –de existir‒ no fueron registradas por los medios de comunicación, o no tuvieron las menciones suficientes para integrarse en el conteo final”.
“Las fosas están ahí para ser descubiertas, no para ocultar. No son para guardar un secreto, sino para proclamar que la impunidad se ha enseñorado de nuestro país”, criticó Dávalos en una nota publicada por Animal Político.
Advierten que la cifra podría ser mucho mayor
En las conclusiones de este informe, señalan que dichas cifras podrían ser mayor, ya que falta que se sumen un número indeterminado de fosas clandestinas que aún no han sido reportadas por los medios, mismas que sólo conocen las comunidades cercanas y que no han sido señaladas quizá por temor, “entonces éste podría seguir siendo inferior al real”.
Además, los resultados arrojados en la investigación señalan que existen entidades que han mostrado un grado de violencia particularmente altos en ciertos momentos, tal como sucedió en Durango, Jalisco, Michoacán y Nuevo León.
“Para estos y otros estados, se observan dos patrones de comportamiento: por un lado, la presencia constante de fosas en ciertos municipios y, además, con picos en determinados años; por el otro, la presencia de un alto número de fosas, cuerpos y/o restos exhumados en estados donde hubo violencia significativa en un año específico y la posible combinación de estas variables”.
El documento apunta a que la inhumación clandestina de personas en contextos de violencia se dan “por posibles actores estatales y no estatales es una práctica que, a casi tres décadas de la llamada guerra sucia, vuelve a ser recurrente en nuestro país aunque con una nueva correlación de actores y contextos distintos”.
“Argumentamos que dicha práctica tiene hoy en día el objetivo de ‘eliminar’ los cuerpos de personas previamente desaparecidas pero, al mismo tiempo y de forma paradójica, dejar visibles las huellas de la violencia ejercida sobre ellas. Lo anterior con dos objetivos de carácter pedagógico: (1) generar terror y, con ello, lograr control, y (2) hacer alarde de la impunidad con la que se puede actuar en México”, acusa el informe.
Todos estos números tienen un nombre detrás
Los académicos y activistas aseguran que detrás de cada uno de estos números existe una historia familiar, en donde muchas familias se han dedicado en cuerpo y alma a encontrar a sus hijos, hermanos y padres “con sus propias manos ante la incapacidad del estado”, comentó Denise González, coordinadora del Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana.
Algunas de las entidades donde se han reportado más casos son Durango, con 321 historias de personas que acabaron asesinadas y enterradas en la clandestinidad, el mayor número para una entidad federativa.
Detrás de este estado figura Guerrero, con 258 cuerpos hallados en tumbas colectivas e ilegales; y en tercer lugar se ubicó Tamaulipas con 173 cuerpos, todos ellos hallados en un municipio de que destapó el horror de las fosas clandestinas en 2011: San Fernando.
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