El escritor estuvo preso alrededor de cuatro años luego de criticar al gobierno de su país
La historia de un ladrón que logró salir de prisión gracias a su memoria fotográfica y un túnel de excremento, es sólo una de las más de 30 entrevistas que el escritor chino Liao Yiwu comparte en El paseante de cadáveres
Por Juventino Montelongo
Cualquier persona que nos comience a hablar de China nos describiría al país a partir de las diferencias culturales y físicas que nos distinguen entre sí: su comida, ropa, hogares, la complejidad del idioma o el parecido de todos.
Tal vez sólo hayas escuchado/visto una lista de lugares comunes que en realidad no te dicen nada de los chinos y sólo refuerzan esa línea que, brincando directamente desde la nada, te hará “diferente” sólo por el hecho de no sentirte identificado con ningún de ellos.
Tampoco es que estés obligado a ser empático con todos los seres humanos sólo porque sí, pero muchas veces es casi inevitable terminar hablando con alguien y saber a qué se ha dedicado toda la vida, de dónde viene o qué hace para sobrevivir, y a partir de ahí, saber si podría existir una clase de empatía con el otro.
Naturalmente necesitaríamos toda una vida para conocer a los personajes que nos hablarían, más allá de palabras y descripciones semejantes a una postal turística chafa, sobre los días en la China que no conocemos.
Sin embargo, como se sabe, la literatura forma una clase de puente entre el espacio y el tiempo.
Así, Liao Yiwu, escritor, poeta y músico chino publicó una serie de retratos periodísticos sobre la “China profunda” en el libro El paseante de cadáveres.
A mediados de los noventas, Yiwu estuvo encarcelado durante cuatro años después de publicar un libro de poesía donde criticaba al gobierno de su país por la matanza de Tianmén, en la cual se reprimió a estudiantes, intelectuales y trabajadores. Después de salir de prisión, el escritor se refugió en Alemania.
Los personajes que va encontrando Liao hacen que sus narraciones luzcan como ficticias.
El paseante de cadáveres, publicado por la editorial Sexto Piso, empieza con una entrevista a un preso, encarcelado por huir de prisión después de ser arrestado por robo.
Cui Zhixiong, condenado a muerte en una cárcel de Chongqing, va contando cómo planeó su huida gracias a su “elevado coeficiente intelectual” que sumado a su memoria fotográfica lo hizo salir de prisión a través de un canal de desechos que le cubrían el cuerpo hasta el cuello.
Zhixiong comienza hablando de la dignidad humana y termina contando la vida de lujos que llevó después de salir y cómo el hecho de ganar demasiado dinero robando lo hizo perder todo el interés en las cosas materiales, lo cual derivó en una forma casi aburrida de ser recapturado.
El paseante de cadáveres, además de ser el título del libro, es un antiguo oficio chino:
Un hombre duerme por las tardes y en las noches recorre los caminos olvidados de las viejas aldeas, buscando cuerpos muertos para llevarlos de vuelta a casa, en donde será despedido con cantos y rezos.
Este tipo de personajes se van uniendo gracias a la cercanía que le imprime Liao Yiwu a sus entrevistados, que más allá de tratar de explicar las diferencias geográficas y culturales, logra que sus lectores se sientan en el lugar de los hechos que va narrando y que huelan las haces de un preso que va huyendo de la policía, bañado de mierda, mientras se abre camino entre montañistas, una escuela y un hospital.
El libro está dividido en más de 30 apartados, cada uno dando un ángulo personal de la vida en China, un país cuya cultura se ha expandido por todo el mundo y aún así sigue siendo exótica para muchos.
Liao Yiwu
Editorial Sexto Piso
$349
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