La idea fue de un niño de primero de primaria
El aula está en Tamaulipas y es a prueba de balas, además es más barata que una de concreto
Diana Laura Cavazos, maestra de una primaria en Matamoros, Tamulipas y cinco de sus alumnos construyeron la primera aula sustentable y económica de México, hecha de botellas de plástico que se alimenta de energía solar.
Su construcción cuesta 70 mil pesos, es decir, 230 mil menos que una de concreto.
La idea nació de un alumno, Ricardo, de 6 años, quien es el más inquieto de su clase. Cuando la docente le pidió a la madre de Ricardo que se integrara al plan, ella dudó: “maestra, pero Ricardo es muy inquieto, ¿cree que sí pueda?”, le preguntó. La educadora aseguró: “Un niño inquieto hace al maestro, siempre es bueno”.
Por otra parte la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) informó que las botellas PET se degradan en cinco siglos y que, en el caso de México, 8 de cada 10 botellas no pueden volverse a aprovechar. La Comisión Especial de Desarrollo Sustentable de la Cámara de Diputados detalló que de las 800 mil toneladas de envases utilizados, sólo el 15% se reciclan, mientras que en naciones europeas reutilizan hasta el 90%.
Con esta iniciativa, Laura participó en ‘Diseña el cambio’, una convocatoria a nivel nacional para que el docente cambie su comunidad. La idea tiene que ser de los niños y los padres de familia deben apoyarla.
El salón no se podía hacer sólo de botellas PET, porque Matamoros se localiza a 10 metros sobre el nivel del mar y el suelo no es firme. Por ello, la maestra buscó ayuda y la encontró en el arquitecto Rigoberto Leal Caballero.
Necesitaban 8 mil botellas de dos y tres litros con forma cilíndrica. En septiembre de 2015 empezaron. Afuera de la casa de Diana y de los niños, sus conocidos llevaban envases de todos tamaños, sucias y limpias.
Ricardo y sus compañeros iban a posadas como ‘meseritos’ para reunir los envases e inflaron los aplastados. Así, lograron juntas mil botellas.
Como todavía les faltaban muchas más, Diana fue a Coca-Cola donde la rechazaron, después acudió con Pepsi y no la dejaron pasar. Por último se dirigió a la empresa mexicana Big Cola, quien accedió a ayudarla, se comprometió a darle el sobrante de sus industrias en Puebla y Monterrey.
Cuando se encontraban a la mitad de la construcción, Coca Cola, que al inicio se negó a ayudar, le ofreció derrumbar el aula, ellos asumirían los costos para reconstruirla y proporcionaban el material. Diana rechazó vender el proyecto: “Este sueño no se vende” dijo.
Una vez que el salón se terminó, el almirante del ejército de Matamoros dijo que probablemente el aula era la más segura de Tamaulipas y del país, pues las botellas contienen arena sílica, una mezcla hermética a prueba de balas.
Hay que recordar que la localidad es una de las más violentas de todo México.
Ahora, la maestra y sus alumnos esperan que su iniciativa se replique en todo el país, fueron uno de los ganadores a nivel primaria del programa Diseña el Cambio. “Estoy muy emocionado por ganar, pero también porque nuestro mundo no va a estar lleno de basura”, dijo el pequeño Ricardo, quien reconoció que el proyecto no se hubiera podido lograr sin todo el apoyo que tuvieron.
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