Por: Fernando Ortiz C.
La dinastía Quin doscientos años antes de Cristo decidió que era una buena idea para defender su territorio de la invasión de los mongoles construir una muralla. En la actualidad dicha construcción recorre la República Popular de China.
Hoy en el año 2017, el presidente de la nación más poderosa del mundo piensa que es una gran idea construir un muro para defender su territorio de la invasión de los migrantes mexicanos, centroamericanos o bien de refugiados de Medio Oriente.
Isaac Newton mencionó en algún momento que: “los hombres construyen demasiados muros y no suficientes puentes”, una frase que cae como anillo al dedo con la realidad de nuestro país con los EE.UU, o bien con la cantidad de muros que se han construido con el afán de segregar, discriminar o separar por el miedo latente del peligro que representan “los otros”, “los de afuera”.
Paradójicamente la caída del muro de Berlín en el año 1989 había dotado de esperanza al mundo entero elevando la voz de para decir que un muro no era opción para el pensamiento contemporáneo, el símbolo en el que se había convertido, el también conocido como “muro de la vergüenza”, cayó y con él el enfrentamiento entre el bloque socialista contra el capitalista había terminado, ya no había razón de que se mantuviera de pie. Veintiocho años después tenemos un mundo en cuyas fronteras se han levantado muros y cercos, señalando la división y el nulo dialogo entre las partes involucradas.
Tenemos el ejemplo del muro-frontera entre las dos Coreas, o como lo menciona Alexandra Novosseloff: ”un espacio donde el tiempo parece haberse detenido”. Con una longitud de 241 km, entre alambre de púas y puestos de vigilancia, la separación entre norcoreanos y surcoreanos es evidente. ¿Es la solución construir un muro?
Podemos hablar de la poco conocida Línea Verde de Chipre, construida entre 1964 y 1974 con una extensión de 180 km la cual fue erigida con el objetivo de separar a los chipriotas griegos de los turcos. ¿Es la solución construir un muro?
Podemos hablar de las Peacelines ubicadas en Belfast, en Irlanda del Norte, un muro de hormigón y alambradas que sirve para dividir a los católicos nacionalistas y a los protestantes unionistas. ¿Es la solución construir un muro?
Vivimos en un mundo amurallado tal vez sin saberlo. Muros que aíslan a marroquíes y saharauis como el Berm construido en 1980, ubicado en el Sahara Occidental. ¿Es la solución construir un muro?
El muro construido en 1995, conocida como la Alambrada que va de la ciudad española de Melilla y culmina en Ceuta, la cual tiene como fin detener la migración proveniente de Marruecos y de naciones subsaharianas. ¿Es la solución construir un muro?
La barrera en Cachemira, otro ejemplo de un conflicto en el que el dialogo murió y la solución fue construir una alambrada electrificada para detener el paso de cachemires paquistaníes e indios. ¿Es la solución construir un muro?
Y un ejemplo más, el muro que el primer ministro del Estado sionista de Israel trata de justificar como un muro de protección, cuando está levantado sobre territorio palestino. Una barrera que recorre más de 500 km y que el Tsahal (ejército israelí) controla para evitar el cruce de palestinos a los asentamientos que tienen los colonos israelíes. ¿Es la solución construir un muro?
Y así, en un mundo amurallado es en el cual vivimos día a día, hablando de libertad pero levantado barreras para segregar, discriminar, o delimitar la ideología de un pueblo.
Estamos en un mundo donde es más simple levantar un muro que dialogar, y así hoy nuestro país se enfrenta ante la constante amenaza de ver cómo crece un muro en su frontera norte, el cual a lo largo de los años ha ido aumentando sigilosamente desde 1993 cuando iniciaron los primeros veintidós kilómetros de construcción.
Hoy en día ese muro ha crecido de tal manera que mide aproximadamente mil kilómetros, una barrera entre la pobreza y la riqueza, la esperanza y el sueño americano.
Así es el mundo en el que vivimos, murallas para proteger o barreras para separar. El filósofo francés Jean-François Revel mencionaba sobre el muro de Berlín que: “Lo que marcaba el fracaso del comunismo no es la caída del Muro de Berlín, en 1989, sino su construcción en 1961”.
Sin duda en 2017 estamos volviendo a fracasar, no por querer alargar un muro entre México y los EE.UU sino porque no hemos podido derrumbar, este mundo amurallado.
El canciller alemán Willy Brandt dijo en su momento que las barreras mentales por lo general perduran por más tiempo que el hormigón. Desde la muralla china pasando por cada muralla, barrera, muro o división, estamos en un mundo donde la segregación, xenofobia y prejuicios frente al otro alimentan las fronteras de las naciones por lo cual me pregunto ¿Es la solución construir un muro?
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