Con el grito de “¡rodeen la sede central del Gobierno!” manifestantes en Hong Kong, en su mayoría jóvenes estudiantes, están desafiando a la autoridad China para que las elecciones en la ex colonia inglesa, para elegir su próximo líder en las próximas elecciones que se llevarán a cabo en el 2017, sean democráticas y no “impuestas” por el partido comunista chino.
Las protestas se han intensificado en los últimos días; con heridos y actos cada vez más violentos, según algunas versiones, donde la autoridad china está firme en su postura de no ceder frente a tal conflicto.
Los manifestantes señalan que el Partido comunista preselecciona a los candidatos, lo cual ha generado el descontento de los autodenominados pro demócratas.
Ahora bien, este conflicto ya ha escalado en la atención que recibe a nivel mundial, ya que la región de Hong Kong es uno de los centros financieros más importantes de Asia y del mundo, y las repercusiones económicas que pueden tener estos hechos podrían conducir a grandes crisis en otras zonas del planeta; añadiendo también que es uno de los puertos mercantiles con mayor hegemonía.
Con mesura Estados Unidos se ha pronunciado a favor de la postura de los estudiantes y jóvenes pro democráticos, pidiendo al que el gobierno chino “no sea violento” además de invitarlo a respetar las manifestaciones que desde la perspectiva norteamericana son catalogadas como pacíficas.
Otro país que ha puesto especial atención a los conflictos y manifestaciones de los pro democráticos en Hong Kong es Chile, quien recientemente ha firmado un tratado de libre comercio para ampliar el intercambio con este territorio asiático, que ante esta crisis podría ser un obstáculo para lograr los resultados que prenden.
Reino Unido, quien tuvo hasta 1997 a su cargo el gobierno de Hong Kong, ha expresado su repudio y calificó de “fatal error” la actitud de funcionarios chinos que han prohibido la entrada de parlamentarios británicos que tenían como encomienda investigar sobre las protestas que están aconteciendo.
El gobierno de Pekín está en alerta frente a esta situación, argumentando y considerando que estos hechos provienen de una infiltración de los Estados Unidos que busca provocar disturbios, enarbolando la lucha ahora conocida como la “Revolución de los paraguas”, nombrada así porque los manifestantes utilizaron este instrumento para protegerse de los gases y chorros de agua que la policía les lanzaba, con el único fin de desestabilizar a la nación china.
Occupy Central es el grupo que lidera estas revueltas la cual no concibe, y pretende desparecer la idea de “un país, dos sistemas”, exigiendo y pidiendo la posibilidad de elegir libremente a su próximo gobernante, lo cual la autoridad china y su presidente Xi Jinping señala como una clara intervención del país de las barras y las estrellas, con el fin de menoscabar el crecimiento económico y financiero del gigante asiático.
Hong Kong tendrá los reflectores del mundo mientras este conflicto no se resuelva, causando una tensión económica en la región que pudiera desencadenar en una serie de problemas, además de provocar una incertidumbre política entre el gobierno estadounidense y la autoridad china.
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