La publicación no sólo está cargada de humor, ya que también nos ofrece datos útiles sobre la pobreza o los procesos políticos en nuestro país
En sus tres capítulos, La corrupción de ellos, la de nosotros y la de todos, el libro nos invita no sólo a criticar a nuestros políticos, sino a reflexionar sobre nuestros propios actos de corrupción
Por Juventino Montelongo
Típico que quieres conocer más sobre política pero de plano no le entiendes nada a muchos conceptos y al final ya no te enteraste qué significaba “privatización petrolera”, “sindicalismo” o “paraísos fiscales”, y por lo mismo te quedas a la mitad de una nota sin saber quién era el político transa, por qué tal o cual cosa es corrupta y si tú hubieras hecho lo mismo o no.
Con estas cartas sobre la mesa, el Corrupcionario mexicano se dedica a explicarte con palabras más que sencillas, qué significan estos conceptos y te los sirve en un plato lleno de humor, sarcasmo e ilustraciones, dejándote sin pretextos para no conocer tu entorno y criticarlo de manera objetiva, empezando por ti mismo.
En el primer capítulo, La corrupción de ellos, nos entregan varias definiciones, como la de Consenso, que “se caracteriza por sus altas dosis de negociaciones en lo oscurito y sus bajas dosis de debate parlamentario”, tal como pasó con la reforma energética que derivó en el gasolinazo y fue aprobada por los partidos políticos que hoy la critican, muy coherente el asunto.
A pesar de esto, el Corrupcionario no es sólo una lista de conceptos tratados con humor, ya que también te entrega datos sobre la “disminución” de la pobreza, por ejemplo, señalando que “el desperdicio más grande de recursos públicos en la historia de México” fue el que se llevó a cabo en 1994, donde se gastaron más de 20 billones de pesos para mejorar el desarrollo social, y a pesar de que ya han pasado varios presidentes por nuestro país, “en 2016 tenemos la misma proporción de personas pobres” que en ese noventero año.
En total, el libro está dividido en tres capítulos, que hablan sobre la corrupción ligada no sólo a la clase política, sino a todos nosotros, desde la mordida o los lords y ladys de las redes sociales hasta la criminalización de los ciudadanos muertos, porque seguro “andaban en algo”.
Publicado bajo el sello editorial de Grijalbo, gracias a la asociación civil Opciona, los textos van acompañados de ilustraciones de diferentes moneros, como Ros, Mario Flores, Rictus, Helio Flores, Rapé y más, que harán que termines el libro en una tarde libre.
https://youtu.be/93sZ30x1Cdw
Alejandro Legorreta, presidente de Opciona, invitó a Diego Luna a que prologara el Corrupcionario, quien en las primeras páginas asegura que, al leerlo por primera vez, vivió un “ejercicio de autocrítica interesante”, su primera reacción fue disfrutar de “la ironía y el sarcasmo de las definiciones de términos y frases” que llevaba escuchando toda su vida, aunque ahora que lo lee por segunda vez, entiende que el humor y la sátira “han sido siempre el mejor vehículo para la crítica y la reflexión”.
Decimos que en México siempre hemos estado mal y también que los mexicanos nos tomamos la desgracia con humor, así, cuando aseguramos que la economía va mal, bien podríamos estar hablando de los años 90 o a principios del 2000 o del gasolinazo, por lo que aquí, el libro funciona como dice el meme: “no importa cuándo leas esto”. Triste pero cierto.
Corrupcionario mexicano
Gustavo Rivera Loret de Mola
Editorial Grijalbo
$199
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